Steel Rain 2: Summit (2020)

“Steel Rain 2: Summit” es una experiencia cinematográfica intensa y, en gran medida, exitosa, que se adentra en las turbulentas relaciones bilaterales entre Corea del Sur y Corea del Norte, ambientadas en un futuro no muy lejano. La película no se limita a ser un thriller político; es un estudio de personajes, una disección psicológica de las tensiones latentes y un espectáculo de acción que, a pesar de sus fallos técnicos, logra mantener al espectador enganchado hasta el final. La premisa, una crisis diplomática a punto de escalar a una guerra nuclear tras el secuestro de los líderes coreanos y uno estadounidense durante una cumbre internacional, es, en sí misma, suficiente para generar interés, pero es la forma en que se ejecuta lo que realmente eleva a esta película por encima de la simple previsibilidad.

La dirección de Joo Dong-hyeon demuestra una notable habilidad para crear una atmósfera de constante apretamiento. La tensión no se manifiesta solo en los diálogos, aunque estos son, sin duda, un componente fundamental, sino también en la puesta en escena. La utilización de espacios claustrofóbicos, tanto dentro del submarino norcoreano como en las fases de negociación, contribuye a la sensación de peligro inminente. La película, sin embargo, no se aferra a clichés del género; en su lugar, se atreve a explorar la ambigüedad moral de los personajes, mostrando que ni el Sur, ni el Norte, ni Estados Unidos son completamente “buenos” o “malos”, sino que están guiados por sus propios intereses y, a menudo, por la necesidad de preservar su poder. Las escenas de negociación son particularmente efectivas, ya que no se reducen a simples reproches, sino que se convierten en un ballet verbal de amenazas y concesiones.

Las actuaciones son, en su gran mayoría, sobresalientes. Ryu Seung-ryong ofrece una interpretación magistral como el presidente coreano, un hombre atormentado por sus decisiones y consciente de que está a un paso de la autodestrucción. Cho Seung-woo, en el papel del general norcoreano, aporta una complejidad interesante a su personaje, mostrando un profundo conflicto interno entre su lealtad a su país y su propia conciencia. Sin embargo, cabe señalar que algunas de las actuaciones secundarias carecen del mismo nivel de profundidad, lo que a veces hace que algunos diálogos suenen forzados. No obstante, la química entre los actores principales es palpable y contribuye significativamente al realismo de la narrativa.

El guion, escrito por Kim Jeong-han, es un punto fuerte de la película. La trama se desarrolla de manera inteligente y, aunque presenta algunos momentos previsibles, logra mantener el interés gracias a sus giros argumentales y sus dilemas morales. La película explora temas como el nacionalismo, la diplomacia, la responsabilidad y la fragilidad del poder, ofreciendo una reflexión sobre las consecuencias de las decisiones políticas. Sin embargo, a veces la complejidad de la trama podría haber sido manejada con mayor claridad, y algunos elementos, especialmente algunos flashbacks, podrían haber sido integrados de forma más fluida. La película podría haber beneficiado de un ritmo más equilibrado, evitando algunos momentos de exceso de información o de explicaciones innecesarias.

En definitiva, "Steel Rain 2: Summit" es una película valiente y ambiciosa que, a pesar de sus pequeñas imperfecciones, ofrece una experiencia cinematográfica rica y estimulante. Es una película que obliga a reflexionar sobre las tensiones geopolíticas del mundo actual y que demuestra el potencial de la comedia negra como herramienta para explorar temas serios. Nota: 7.5/10