Stormy Weather (1943)

“Stormy Weather” es, en esencia, un estudio de personajes melancólico y un retrato fugaz de la vida artística durante la época dorada del jazz. La película, dirigida por Stanley Donen con una sensibilidad a menudo sutil, se sumerge en la vida de Bill Williamson (Fred Astaire), un danzarín con un talento innato y una ambición contenida, y en el desinteresado juego emocional de Selina Rogers (Judy Garland), una estrella en ascenso con una resistencia obstinada a las ataduras del compromiso. Donen logra un ritmo pausado y elegante, una elección que, si bien puede parecer lenta para el espectador moderno, es la clave para capturar la atmósfera de las noches de cabaret de la década de 1930, impregnadas de deseo, nostalgia y la constante lucha por el éxito.

La actuación de Fred Astaire es, como siempre, impecable. Astaire, un maestro del movimiento y la expresión facial, encarna a Bill con una vulnerabilidad encantadora. Observamos, a través de sus ojos, la frustración de ver a Selina alcanzar el estrellato mientras su propio camino se ve obstaculizado por su propia timidez y la incertidumbre sobre su futuro. Sin embargo, Donen no cae en la típica caricatura del hombre melancólico. Bill no es un Romeo impaciente, sino un observador, un espectador silencioso que se enamora profundamente de Selina, aunque sea consciente de la imposibilidad de su relación. La química entre Astaire y Garland es, sorprendentemente, el corazón de la película, a pesar de la distancia emocional que mantienen. Garland aporta una intensidad emocional cruda y honesta a Selina, la estrella que se niega a renunciar a la libertad que le brinda su carrera. Su interpretación es particularmente conmovedora en los momentos de soledad y reflexión.

El guion, co-escrito por Stanley Donen y Arthur Bloom, no se centra en la trama en sí, sino en la construcción de la atmósfera y la exploración de las motivaciones de sus personajes. Las escenas en el cabaret, con sus luces brillantes, la música vibrante y la energía desenfrenada del jazz, son visualmente impresionantes. La banda sonora, con piezas de Duke Ellington y otros compositores de la época, es fundamental para el tono y el ambiente de la película. Aunque el desarrollo de la trama es relativamente ligero, Donen emplea flashbacks de manera efectiva, ofreciendo una ventana al pasado de Bill y Selina, revelando los momentos clave que han moldeado sus personalidades y su actitud hacia el amor y el compromiso.

La culminación de la película, con el gran show de Cab Calloway, es un clímax estilizado y festivo que, aunque quizás un poco exagerado en su exuberancia, cumple su función de ofrecer un cierre visualmente estimulante y celebrar el espíritu vibrante del jazz de la época. "Stormy Weather" es una película que, lejos de ofrecer soluciones fáciles o finales felices, se queda con la belleza melancólica de los sueños frustrados y la persistencia del deseo. Es una pieza de cine encantadora que, a pesar de su ritmo deliberado, deja una impresión duradera en el espectador. No es un drama grandilocuente, sino un pequeño poema a la vida y a la ambición.

Nota: 7/10