Street Dance 2 (2012)

“Street Dance 2” no es precisamente una obra maestra, pero sí una secuela que, a pesar de sus evidentes limitaciones, ofrece un entretenimiento moderado y una dosis de energía que a veces es difícil de encontrar en el género. La película, que busca capitalizar el éxito de su predecesora, se centra en la búsqueda de venganza de Ash (Jahns) tras una humillante derrota en un campeonato de breakdance. Esta vez, no se trata solo de una rivalidad personal, sino de un desafío que amenaza con desestabilizar el equilibrio de la escena de baile underground de Nueva York.

La dirección de Sean Baker, que regresa a los platos tras su éxito con “American Wrestler”, carece de la audacia y el enfoque narrativo que definieron su película anterior. Aquí, la película se conforma con ser un espectáculo visual, priorizando los coreografías y las secuencias de baile sobre la construcción de personajes o la profundidad emocional. Baker se concentra en recrear la atmósfera de los combates de baile, empleando un estilo de filmación documental que, si bien funciona para capturar la intensidad de los enfrentamientos, a veces resulta un tanto frío y despersonalizado. La edición es competente y mantiene el ritmo de las escenas de baile, pero en general, la puesta en escena se siente un poco carente de originalidad y de la capacidad de elevar la historia.

El reparto está liderado por Jahns, que cumple su papel con un carisma natural y una dedicación a los bailes que se notan. Su personaje, Ash, es alguien que se pierde en su pasión y que, aunque a veces parece unidimensional, aporta una dosis de ambición y determinación a la trama. La película también cuenta con un grupo de bailarines secundarios, cada uno con su propio estilo y personalidad, que contribuyen a la riqueza visual y a la credibilidad del mundo de baile que se presenta. Sin embargo, ninguno de estos personajes se desarrolla más allá de su función coreográfica, lo que limita su impacto en la narrativa.

El guion, escrito por el propio Baker, se basa en fórmulas conocidas del género y carece de una trama particularmente innovadora. Las confrontaciones de baile se suceden de forma rápida y enérgica, pero la motivación de los personajes a menudo se siente superficial. La película juega con la tensión y la amenaza, pero a veces pierde el equilibrio, resultando en conflictos artificiales y resoluciones predecibles. Aunque hay algunos momentos de tensión genuina, la historia en su conjunto es bastante estándar y no ofrece ninguna sorpresa. La introducción de nuevos elementos, como un sistema de apuestas y un mentor corrupto, son intentos por añadir complejidad a la trama, pero en última instancia no logran revitalizar la historia.

A pesar de sus defectos, “Street Dance 2” ofrece algunos momentos de pura adrenalina y visuales impactantes. La coreografía es impresionante, especialmente las secuencias de breakdance, y la música, que incluye éxitos del hip-hop y del R&B, es pegadiza. En definitiva, es una película que no pretende ser algo más que un espectáculo de baile, pero si uno busca entretenimiento ligero y visualmente atractivo, puede que se entretenga. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la película carece de la profundidad y la originalidad de sus predecesora.

Nota: 6/10