Street Dance ¡A bailar! (2010)

“Street Dance ¡A bailar!” es una película que, aunque no alcanza la genialidad de algunos exponentes del género, logra ofrecer una dosis refrescante de energía y optimismo. El argumento, relativamente sencillo, se centra en un grupo de jóvenes bailarines de hip-hop que se enfrentan a un importante campeonato. La premisa de la convivencia con un grupo de bailarines de ballet, lo que lleva a una fusión inesperada y enriquecedora de estilos, es la verdadera joya de la película. No es una idea particularmente novedosa, pero se maneja con una naturalidad y un humor inteligente que la hacen funcionar sorprendentemente bien.

La dirección de Phil Robinson es dinámica y visualmente atractiva. El ritmo de la película es implacable, guiado por la música y la danza, lo que se traduce en secuencias de baile que son, en su mayoría, espectaculares. Se aprecia un trabajo cuidadoso en la coreografía y una sensación de autenticidad en el movimiento. Sin embargo, a veces la película se apresura demasiado, sacrificando la profundidad de los personajes por la búsqueda de la acción. La planificación de algunas escenas de baile, especialmente aquellas que requieren una alta complejidad, podría haber sido más precisa para que la coreografía no se vea afectada por la inmediatez de la grabación.

El reparto juvenil, en su mayoría desconocido para el público general, cumple con creces. Daniel Aguilera, quien interpreta a Leo, el líder del grupo de hip-hop, posee una presencia física y una actitud que hacen que su personaje sea fácil de apoyar. Sus compañeros de reparto, incluyendo a la actriz principal, Marta Fernández, también logran conectar con el espectador. La química entre los jóvenes es palpable y contribuye significativamente a la credibilidad de sus motivaciones. Las actuaciones, en general, son sinceras y sin pretensiones, lo que es fundamental para un filme de este tipo.

El guion, aunque funcional, carece de algunos elementos que podrían haber elevado la película. La trama se centra principalmente en la competencia, dejando poco espacio para explorar las motivaciones más profundas de los personajes o para desarrollar conflictos internos más complejos. Los diálogos, a menudo, resultan algo torpes y poco naturales, y algunos clichés del género están presentes de forma bastante evidente. El giro argumental final, si bien intencionado para sorprender, llega a ser un poco forzado y, en mi opinión, no está suficientemente justificado dentro del desarrollo de la historia. El tema de la colaboración y el respeto entre diferentes estilos de baile es bien intencionado, pero no se explora con la profundidad que podría haberle dado mayor resonancia.

A pesar de sus fallos, "Street Dance ¡A bailar!" es un entretenimiento ligero y agradable, perfecto para una noche de cine en familia. La banda sonora, plagada de éxitos del hip-hop y la música urbana actual, es un componente esencial de la experiencia. La película, en definitiva, cumple su función de ofrecer una celebración del movimiento y la creatividad.

Nota: 6.5/10