“Stuart Little” es una película que, a primera vista, podría pasar desapercibida en el amplio catálogo de Disney, pero que en realidad posee una dulzura y una inocencia que la convierten en una joya para los más pequeños, y para aquellos que conservan una pizca de la infancia en sus corazones. La película, dirigida por Robert Zemeckis, logra establecer un ambiente hogareño, casi documental, que permite al espectador sumergirse de inmediato en la peculiar vida de la familia Little y su inesperado nuevo miembro, Stuart.
La película se centra en la adaptación de George Little a la llegada de su nuevo hermano, un ratón diminuto. La dirección de Zemeckis, a pesar de utilizar el innovador (para la época) software de captura de movimiento, evita caer en la frialdad robótica que podría haber acompañado a esta técnica. Stuart, interpretado con una naturalidad admirable por Michael Cera, se siente inmediatamente parte de la familia, y la película explora con delicadeza las dificultades del primer encuentro entre hermanos, el miedo a ser diferente y la búsqueda de aceptación. La película logra transmitir, sin sermonear, la importancia de la empatía y la compasión.
Las actuaciones son consistentemente sólidas. Michael Cera ofrece una interpretación encantadora como Stuart, transmitiendo con su expresión y movimientos la vulnerabilidad y el espíritu aventurero del pequeño ratón. Gene Wilder, en el papel de Sr. Little, aporta una elegancia y un humor sutil que contrastan maravillosamente con la energía juvenil de Stuart. Bill Murray, como el excéntrico y enamorado Sr. Bixby, añade un toque de humor absurdo que recuerda al mejor estilo de la comedia de los 80. La interpretación de Mary Steenburgen como la Sra. Little, aunque algo más convencional, es perfectamente adecuada para el papel de madre comprensiva y cariñosa.
El guion, adaptado de la novela homónima de E.B. White, se mantiene fiel al espíritu original de la historia, pero se simplifica ligeramente para el público infantil. Sin embargo, la película logra capturar los temas centrales de la novela: la amistad, la aventura, la diferencia y la importancia de la familia. La trama principal, con la persecución de Snowbell, el gato de la familia, es visualmente atractiva y proporciona un elemento de suspense ligero que mantiene al espectador enganchado. La película también incluye una valiosa lección sobre la aceptación de la diferencia, mostrando cómo incluso aquellos que parecen ser muy diferentes pueden encontrar puntos en común y convertirse en amigos.
A pesar de su estética un tanto dated y algunas convencciones de la animación digital de su época, “Stuart Little” conserva su encanto y su mensaje universal. Es una película reconfortante y agridulce, que recuerda que la familia puede encontrarse en los lugares más inesperados y que, a veces, las diferencias son precisamente lo que nos hace especiales. Es una película que invita a la reflexión y que, sobre todo, nos recuerda el valor de la bondad y la amabilidad.
Nota: 7/10