Suits on the Loose (2005)

“Suits on the Loose” es, en esencia, una comedia de errores que no alcanza la grandilocuencia de su premisa. La idea de dos adolescentes descarriados que, aprovechándose de la ingenuidad de dos misioneros mormones, se hacen pasar por ellos y terminan en una ciudad que los espera con los brazos abiertos – aunque la verdad sea que los necesita –, tiene un potencial cómico considerable. Sin embargo, la película se siente, en última instancia, un tanto desapasionada y predecible, como si el guion no se atreviera a explorar verdaderamente el humor inherente a la situación.

La dirección de Aaron Kaufman es funcional, casi clínica. Mantiene un ritmo constante, centrándose en la acción y en la persecución, pero carece de la energía y el toque visual que podrían haber elevado la película. Hay momentos interesantes en la estética, especialmente en las escenas en el desierto, que transmiten la soledad y el aislamiento de los protagonistas, pero estos recursos son superficiales. Kaufman parece más interesado en seguir la estructura narrativa convencional que en encontrar un estilo propio.

El núcleo del filme reside en las actuaciones de los jóvenes protagonistas, Justin and Ty. Ambos hacen un trabajo sólido, aunque sus personajes no son particularmente profundos ni memorables. Justin (interpretado por Caleb Johnson) irradia un carisma juvenil y una actitud desafiante que, por momentos, logran generar cierta simpatía, mientras que Ty (Charlie Lewis) aporta una mezcla de torpeza e inocencia que contribuye al humor. Sin embargo, la química entre ellos no siempre se siente, y sus diálogos a veces resultan forzados. El dúo de los misioneros, interpretados por los veteranos de la pantalla, Michael McHugh y David Kelly, son simplemente buenos en su papel, pero su presencia no aporta mucha más profundidad a la historia. Se limitan a ser figuras de apoyo, víctimas de la situación, y no tienen la oportunidad de mostrar una mayor complejidad.

El guion es el punto más débil de la película. Se basa en una serie de situaciones cómicas, pero muchas de ellas son clichés y previsibles. El engaño a los misioneros es inicialmente divertido, pero rápidamente se vuelve repetitivo y pierde su impacto. La trama se complica de manera artificial, con añadidos innecesarios que no sirven para enriquecer la historia, sino que la alargan sin aportar valor. Aunque se intenta explorar temas como la identidad, la fe y la aceptación, estos elementos son tratados de forma superficial y no se integran de manera significativa en la narrativa. Se presenta una comedia de errores, pero no se atreve a desafiar la audiencia con ideas más provocadoras. La resolución, aunque satisfactoria, es un tanto abrupta y no ofrece ninguna reflexión profunda.

Nota: 6/10