Super (2010)

“Super”, la ópera prima de David Gordon Green, es una película que te atrapa desde el principio con una premisa original y llena de potencial: un hombre, Henry Windham (Craig Robinson), decide convertirse en un superhéroe amador para proteger a su esposa de la implacable influencia de un traficante de drogas. A primera vista, la idea podría parecer kitsch o pretenciosa, pero Green la maneja con una sensibilidad y un humor seco que elevan la película por encima de sus posibles defectos. No se trata de un espectáculo de superpoderes grandilocuente, sino de una historia profundamente humana sobre la desesperación, el amor y la lucha por recuperar el control de tu vida.

La dirección de Green es impecable. Evita caer en la parodia y, en cambio, se centra en la construcción de personajes complejos y creíbles. La película se desarrolla principalmente en el pequeño y anodino pueblo de Belleville, Virginia, un lugar donde nada parece importar y donde la desesperación se esconde detrás de las fachadas de normalidad. El uso de la cámara, con sus tomas largas y contemplativas, y el ritmo pausado, contribuyen a crear una atmósfera de tensión constante. Green no recurre a la violencia gratuita, sino que la sugerencia y el subtexto son sus armas más efectivas. Se siente la influencia de cineastas como Jim Jarmusch y Hal Hartley, lo que le da a la película una identidad particular y reconocible.

Craig Robinson ofrece una actuación magistral como Henry Windham. Su personaje es un hombre ordinario, vulnerable y un poco patético, pero también sorprendentemente resiliente. Robinson transmite con sutileza la frustración, el miedo y la determinación de Henry. Las escenas en las que intenta, con torpeza y desesperación, aplicar sus "superpoderes" son hilarantes y conmovedoras a la vez. El reparto de apoyo, con actores como Hannah Giorgan y Adam Palamedi, también están particularmente bien, aportando matices y profundidad a la narrativa. La química entre Robinson y Giorgan es notable, y la relación entre sus personajes es el corazón de la película.

El guion, coescrito por Green y Nathan Parker, es inteligente y bien construido. Si bien la premisa inicial puede parecer simple, la historia se desarrolla con una complejidad inesperada. La película explora temas como la adicción, la culpa, la responsabilidad y la búsqueda de la identidad. La idea de “superpoderes” como la fuerza de voluntad, la empatía y la honestidad, en lugar de la fuerza física, es un concepto refrescante y provocador. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre la naturaleza de la heroicidad y el significado de ser un "héroe" en la vida cotidiana. Aunque el final puede resultar algo ambiguo para algunos, se siente como una resolución auténtica, reflejando la incertidumbre y la lucha constante del protagonista.

Nota: 7.5/10