Super Dark Times (2017)

“Super Dark Times” no es una película que te entretiene con efectos especiales grandilocuentes o una trama repleta de giros argumentales. Es, en cambio, una experiencia visceral y perturbadora, una disección psicológica de la adolescencia marcada por la desesperación y la desconfianza. James Woods, en su debut como director, logra crear una atmósfera densa y opresiva que se instala en la mente del espectador desde el primer fotograma, un ambiente donde la inocencia se pudre lentamente bajo el peso de los secretos y el miedo.

La película, ambientada en un pequeño pueblo de Ohio, se centra en Zach (Jacob Batalon) y Josh (Joe Cole), dos adolescentes sumergidos en un ciclo de violencia encubierta. Un único incidente, brutal y sin detalles explícitos, los une en una alianza de silencio que, irónicamente, se convierte en la base de una creciente paranoia y desconfianza. Woods evita la glorificación de la violencia; en realidad, la muestra como un producto natural de la inmadurez, la presión social y la falta de comunicación. La película no busca justificar sus actos, sino que los presenta como resultado de un estado mental deteriorado.

Las actuaciones son sobresalientes. Batalon y Cole ofrecen interpretaciones impecables, logrando transmitir la fragilidad emocional y la creciente desorientación de sus personajes. Su química es palpable, y la lentitud con la que se desmorona su amistad es dolorosamente convincente. El resto del reparto, con figuras como Ellie Harvie y Joel McHale, complementa a la perfección la atmósfera sombría de la película. McHale, en particular, aporta un aire de inquietante familiaridad al personaje de Mark, el padre de Josh, un hombre perdido en sus propios demonios.

La dirección de James Woods es lo que realmente distingue a “Super Dark Times”. Se distancia de la narración convencional, optando por una fotografía en blanco y negro que intensifica la sensación de desolación y aislamiento. La iluminación, a menudo contrastada, y el uso de planos largos y lentos crean una tensión constante. Más importante aún, la banda sonora, minimalista y perturbadora, realza la atmósfera opresiva. El ritmo pausado, a primera vista incómodo, es deliberado y efectivo. Woods no se apresura a entregar la información, sino que permite que la tensión se acumule gradualmente, culminando en un clímax inquietante y ambiguo.

La película plantea preguntas inquietantes sobre la amistad, la lealtad y la moralidad, pero no ofrece respuestas fáciles. Deja al espectador reflexionando sobre las consecuencias de los secretos y la manera en que la adolescencia puede ser un terreno fértil para la desesperación. “Super Dark Times” no es un entretenimiento ligero, sino una experiencia cinematográfica memorable, a la vez perturbadora y profundamente conmovedora. Es una de esas películas que te persigue mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8.5/10