“Superagente canino” no es una película que busca la trascendencia, ni que pretenda redefinir el género de la comedia de acción. Es, simplemente, una dosis refrescante de entretenimiento familiar, un guiño a las películas de espías de los años 60, con un inesperado giro: un perro policía como protagonista. La dirección, a cargo de Lasse Hallström, es suave y meticulosa. Hallström tiene un talento innato para construir atmósferas, y en esta ocasión, logra crear un ambiente de sofisticada, aunque ligeramente absurda, opulencia que complementa a la perfección la trama. No se apresura en sus escenas de acción, permitiendo que los momentos cómicos resalten con mayor impacto, y se centra en la conexión entre el detective Cooper (John Cusack) y “Rex” (Bob Estes), el canino, cuya participación en el mundo de las operaciones encubiertas se revela de una forma ingeniosa y, a veces, sorprendentemente emotiva.
Cusack ofrece su habitual interpretación desganada pero entrañable. Su Cooper es un tipo perdido, un detective que ha abandonado sus aspiraciones y se ha refugiado en una vida tranquila y monótona. Su encuentro con Rex es el punto de partida de una aventura que lo sacude de su rutina y lo obliga a redescubrir su potencial. Bob Estes, como Rex, es un verdadero comodín. Aunque el personaje está construido sobre la base de la comedia física, Estes logra transmitir una inteligencia y una lealtad innegables. La química entre Cusack y Estes es el corazón de la película, y es precisamente esa dinámica la que la salva de caer en la caricatura. No obstante, el guion, escrito en gran parte por el propio Cusack, carece de la complejidad argumental que podría haber elevado la película a un nivel superior. Si bien la premisa es original y divertida, la trama se mantiene bastante predecible, con algunos giros que se ven venir a distancia. Se centra principalmente en la búsqueda de un artefacto robado, pero no profundiza en los motivos del villano o en las implicaciones de la misión. La película, por lo tanto, es más una sucesión de situaciones cómicas y momentos de acción que una historia verdaderamente sólida.
A pesar de sus limitaciones narrativas, "Superagente canino" posee un encanto innegable. La película está llena de detalles visuales y situaciones absurdas que merecen ser apreciadas. Las escenas en la exposición canina, con sus perros de razas exóticas y sus extravagantes asistentes, son un festín para los ojos. La banda sonora, compuesta por David Newman, aporta un toque elegante y acorde al ambiente de la película. El humor, aunque a veces un poco forzado, es en general agradable y apto para todas las edades. La película logra, en definitiva, ser un escape divertido y ligero, una oportunidad para desconectar y disfrutar de una comedia de acción con un protagonista poco convencional. Es una película que no cambiará tu vida, pero que te dejará con una sonrisa en la cara. Y a veces, eso es todo lo que necesitamos.
Nota: 6.5/10