Superagente K-9 (1989)

“Superagente K-9” no es una película que aspire a redefinir el género de acción con perros policías, ni tampoco se toma la comedia demasiado en serio. Es, en esencia, una película de acción adolescente con un componente cómico que funciona con una familiaridad sencilla y un ritmo estimulante, pero que al final resulta, digamos, olvidable. La película se centra en el agente Tom Dooley, interpretado con una seriedad admirable por Mark Wahlberg, quien se ve obligado a colaborar con Jerry, un malotero pastor alemán, en una persecución a un traficante de drogas internacional. La premisa, aunque básica, ofrece la oportunidad de construir escenas de acción entretenidas y, en cierto modo, divertidas.

La dirección de en la mayoría de las escenas de persecución es competentes. La coreografía de las escenas de acción, incluyendo las acrobacias de Jerry, se siente realista y dinámica, aprovechando al máximo la capacidad del can para realizar trucos elaborados, pero a veces se siente un poco forzada o predecible. Sin embargo, el director, Peter Docherty, logra mantener un buen equilibrio entre el humor y la acción, evitando que la comedia domine o que la acción se sienta exagerada. Lo que sí podría haber sido mejor es la exploración de las emociones del agente Dooley. Su relación con Jerry, que debería ser el corazón emocional de la película, queda bastante superficial y carente de profundidad. Se entiende que la película debe ser de acción, pero se sacrifica algo de desarrollo de personaje.

Las actuaciones son sólidas, con Mark Wahlberg cumpliendo con su habitual profesionalismo. Gary Oldman, en un papel relativamente breve, ofrece una interpretación cautivadora como el villano, aportando un toque de amenaza y carisma a la trama. Sin embargo, el verdadero motor de la comedia y el corazón de la película reside en Jerry, el perro, interpretado por el can Charlie. Charlie, en realidad, es un actor canino increíblemente talentoso, capaz de transmitir una amplia gama de emociones a través de su expresión y sus movimientos. Su capacidad para interpretar a un perro descarado y travieso es genuina y, en muchos momentos, el punto culminante de la película. Es notable la dedicación de los entrenadores para lograr los trucos que vemos en pantalla.

El guion, en general, es un estándar aceptable. La trama es predecible y cliché, pero las diálogos son fluidos y el ritmo es rápido. Sin embargo, el guion carece de originalidad y de profundidad. Las subtramas son poco desarrolladas y no aportan nada significativo a la historia principal. Se podría haber aprovechado más el tema de la amistad y la lealtad entre un hombre y su perro, aunque esto se ve eclipsado por la acción y la comedia. La película parece diseñada para ser un entretenimiento ligero, y en ese sentido cumple su cometido, pero no ofrece nada que merezca recordar después de salir del cine.

En resumen, "Superagente K-9" es una película de acción juvenil entretenida, con una excelente interpretación canina y una buena dosis de humor. No es una obra maestra cinematográfica, pero puede resultar agradable para un domingo por la tarde, especialmente para aquellos que disfrutan de las películas con perros policías. Ofrece momentos de acción emocionantes y ofrece un papel central a un can realmente talentoso, pero no logra elevarse por encima de sus limitaciones narrativas.

Nota: 6/10