Superman (1978)

‘Superman’ (1978) es mucho más que una simple historia de superhéroes; es una fábula atemporal sobre la responsabilidad, el sacrificio y el significado de ser humano. Richard Donner, en su primera incursión en el género, logra crear un universo cinematográfico cautivador y lleno de encanto, a pesar de la relativa simplicidad de la premisa inicial. La película no se dedica a explicar la procedencia del Hombre de Acero, dejando deliberadamente en el aire el misterio de su origen, lo cual, paradójicamente, le otorga una fuerza narrativa notable. El viaje de Kal-El, un niño enviado a la Tierra para escapar de un destino inevitable, se presenta con una sinceridad conmovedora, construyendo una conexión emocional instantánea con el espectador.

La dirección de Donner es magistral. La película es visualmente deslumbrante, con una paleta de colores vibrantes y escenarios que recuerdan a una pintura impresionista. La toma del aterrizaje de la nave espacial en medio del campo de maíz es icónica, un momento que se ha grabado en la memoria colectiva. Donner utiliza una fotografía excepcionalmente cuidada, transformando el Kansas en un lugar de ensueño y oportunidad, en marcado contraste con el futuro sombrío de Krypton. El uso de la cámara es dinámico y efectivo, especialmente durante las escenas de acción, donde la coreografía, aunque por los estándares actuales algo rudimentaria, logra transmitir la fuerza y la velocidad del personaje.

La actuación de Christopher Reeve como Clark Kent y Superman es, sin duda, la piedra angular de la película. Reeve no se limita a interpretar un hombre con superpoderes; ofrece una interpretación genuina y matizada de un joven que lucha por encontrar su lugar en el mundo. Su transformación de Clark Kent, el tímido torero, en Superman es sutil y creíble, marcada por la vulnerabilidad y la duda. Margot Kidder, como Lois Lane, aporta un aire de independencia y determinación, desafiando las convenciones de la época y estableciendo una química palpable con Reeve. La película, en general, está lejos de ser un simple vehículo para las actuaciones de estos dos actores, sino que se beneficia enormemente de un reparto secundario sólido, con interpretaciones memorables de Gene Hackman como el severo Jefe de la Policía Lex Luthor y Laraine Newman como la sensible pero firme matrona Kent.

El guion, adaptado de los cómics de DC Comics, es a la vez modesto y efectivo. No se complica con conceptos científicos complejos ni busca reinventar la rueda. En cambio, se centra en la exploración de valores universales como la justicia, la compasión y el sentido del deber. La trama, aunque predecible en algunos aspectos, consigue generar interés y mantener la tensión a lo largo de su desarrollo. El conflicto entre Superman y Lex Luthor no es solo un enfrentamiento de poderes, sino también una batalla ideológica entre el bien y el mal, la esperanza y la desesperación. La película, en definitiva, es un clásico cinematográfico que ha influido en incontables generaciones de cineastas y fans del género, y que sigue siendo relevante hoy en día.

Nota: 8.5/10