Superman II (1980)

“Superman II” es, en esencia, una película que se debate entre la necesidad de explorar el pasado de Clark Kent y la ambición de ampliar el universo de la figura de Superman. Dirigida por Richard Donner y Richard Lester, la película, estrenada en 1980, no solo continúa la narrativa introducida en la primera entrega, sino que también intenta, con resultados mixtos, consolidar a Superman como un arquetipo de héroe más complejo y con un conflicto interno palpable. La película, con una dirección que oscila entre la grandeza épica y la ligereza que caracteriza el tono de la década, se beneficia enormemente de la presencia física y el carisma de Christopher Reeve, quien, en este punto de su carrera, ha alcanzado una madurez interpretativa que le permite transmitir tanto la vulnerabilidad de Clark Kent como el poderío de Superman.

La llegada de Brainiac, un alienígena con la capacidad de absorber conocimiento y proyectar su imagen en forma de robots, aporta un elemento de amenaza convincente. La creación de estos robots, con diseños impactantes y un movimiento mecanizado que evoca la estética de las películas de Fritz Lang, resulta ser un puntazo visual y establece un conflicto visualmente estimulante. Sin embargo, la trama secundario de Brainiac, aunque interesante en su concepto, se siente algo desaprovechado y carece de la profundidad que podría haberle otorgado. La película prioriza, quizás excesivamente, el espectáculo sobre la construcción de un antagonista realmente memorable. La confrontación final, con Superman y Brainiac librándose en un espacio temporal distorsionado, es un despliegue de efectos especiales impresionante para su época, pero su ritmo acelerado y su falta de momentos dramáticos realmente trascendentes, disminuyen su impacto narrativo.

La relación entre Clark Kent y Lois Lane se convierte en un subtema central, y la creciente sospecha de Lois, interpretada magistralmente por Margot Kidder, añade una capa de tensión dramática interesante. Kidder ofrece una actuación convincente, aportando fragilidad y determinación a su personaje. El romance, si bien no es el foco principal, se siente genuino y eleva el drama del protagonista. La película, en general, se beneficia de un guion que, aunque no exento de clichés de género, explora temas como la responsabilidad, el sacrificio y la aceptación de uno mismo, temas que resuenan particularmente en la figura del Hombre de Acero.

A pesar de algunas fallas en el desarrollo de la trama secundaria y un ritmo que a veces se siente apresurado, “Superman II” se mantiene como una película de superhéroes clásica, repleta de acción, aventura y efectos especiales que aún hoy resultan sorprendentemente efectivos. El legado de Christopher Reeve como Superman está, sin duda, en gran medida ligado a esta secuela, que no solo expande el universo del héroe, sino que también establece una base sólida para futuras entregas. Es una película que, por momentos, soñaba demasiado alto, pero que, en última instancia, se erige como un ejemplo brillante de cómo hacer justicia a un arquetipo icónico.

Nota: 7.5/10