“Superpolicia en apuros” no es una obra maestra del cine de acción, pero sí un entretenimiento refrescante y con cierta chispa que compensa sus defectos con una dinámica de personajes interesante y situaciones de acción bien construidas. La película, que busca el equilibrio entre el tono ligero de una comedia policial y el ritmo frenético de una persecución, consigue, aunque no siempre con éxito, alcanzar su objetivo. La historia, aunque no especialmente original en su premisa, se desarrolla con una fluidez agradable, manteniendo al espectador enganchado desde los primeros minutos gracias a la imprevisibilidad de los acontecimientos.
La dirección de Ben Castro es funcional y, en general, competente. Aunque no se permite demasiados recursos visuales o estilísticos, Castro sabe gestionar los giros de cámara y las secuencias de persecución, priorizando la acción sobre la espectacularidad. Se nota que el director ha trabajado con un presupuesto limitado, pero ha sabido aprovecharlo al máximo para crear momentos de tensión y caos bien coreografiados. Sin embargo, a veces la dirección se ve obstaculizada por un ritmo irregular, con momentos de calma excesiva intercalados con explosiones y tiroteos rápidos, lo que puede resultar un poco desconcertante.
El reparto es uno de los puntos fuertes de la película. Kevin, interpretado por Sergio Picó, encarna a la perfección el personaje del policía brillante pero descontento, con un carisma natural que lo hace simpático y, a la vez, comprensible. Su frustración y su necesidad de demostrar su valía son fáciles de identificar y, por lo tanto, generar empatía en el espectador. La interpretación de María José Gámiz como su pareja, Maya, aporta una dimensión humana y emotiva a la historia, mostrando que la relación entre ambos es mucho más que un simple adorno. Y, por si fuera poco, los antagonistas, especialmente el villano interpretado por Juan Fernández, ofrecen interpretaciones sólidas, dotando al villano de una ambición palpable y una presencia amenazante.
El guion, aunque no sorprende por su originalidad, es sólido y bien estructurado. La trama, aunque sencilla, se desarrolla con un equilibrio adecuado entre la persecución, la comedia y el drama. Se exploran temas como la corrupción policial, la justicia y la importancia de la amistad, pero sin caer en maniqueos ni melodramas. Sin embargo, hay algunos diálogos que resultan un poco forzados y algunos giros argumentales que, aunque efectivos, podrían haberse manejado con mayor sutileza. La resolución del conflicto principal es un tanto rápida y un poco licéntnea, pero no resta valor a la experiencia general.
En definitiva, “Superpolicia en apuros” es una película de acción entretenida que ofrece un buen rato en el cine. No es un clásico, pero sí una opción decente para una noche de películas, especialmente si se busca un título con ritmo, acción y un reparto agradable. Si bien la historia no es innovadora, la ejecución es competente y las interpretaciones son sólidas. Se puede disfrutar sin grandes pretensiones, y eso es, en el fondo, lo que ofrece esta película.
Nota: 6.5/10
