Tallo de hierro (1987)

“Tallo de Hierro” (High Tide) no es una película que te ofrezca soluciones fáciles ni una visión rosada de la Resistencia contra el nazismo en la costa de Noruega. Más bien, es una experiencia visceral, incómoda y profundamente humana que te arrastra a un mundo de desesperación y, afortunadamente, de un resquibrillo de esperanza. La dirección de el director ejecutivo, Guy Ritchie, se aleja de su habitual estilo de acción frenético, apostando por una fotografía sombría y un ritmo pausado que, si bien puede resultar lento para algunos, es crucial para la atmósfera opresiva que envuelve la película.

El guion, adaptado de un relato de Terrence Malick, es lo más ambicioso y, en última instancia, lo más potente de la película. No se centra en grandiosas batallas o héroes idealizados. En cambio, se sumerge en las vidas interconectadas de tres mujeres – la taciturna Hilda, la joven y volátil Annie, y la joven y vulnerable Leah – cada una con sus propios demonios y un pasado que las atormenta. Las conversaciones son esenciales, y no se limitan a la simple información. Son fragmentos de recuerdos, observaciones mordaces, y expresiones de dolor y anhelo que revelan las complejidades de sus personajes. La película no intenta ofrecer explicaciones; simplemente presenta las circunstancias que las llevan a un punto de inflexión.

La actuación de Rosamund Pike como Hilda es, sin duda, la joya de la corona. Su interpretación es magnífica, pasando de la letárgica indiferencia a momentos de intensa vulnerabilidad con una sutileza asombrosa. No se trata de una heroína tradicional; Hilda es una mujer rota, marcada por la pérdida y la culpa. Pero esa fragilidad, escondida tras una máscara de desapego, es lo que la hace tan atractiva. Michelle Dockery como Annie ofrece una actuación igualmente convincente, capturando con maestría la ira, el dolor y la desesperación de una joven que ha sufrido una pérdida irreparable. La joven Maya Storm como Leah aporta una inocencia contrastante y, por momentos, una fuerza admirable. La química entre las tres actrices es palpable, y sus interpretaciones se complementan de manera excepcional.

Sin embargo, “Tallo de Hierro” no está exenta de algunas imperfecciones. En ciertos momentos, el ritmo se ralentiza demasiado, y la película podría beneficiarse de un mayor desarrollo de algunos de los personajes secundarios. Además, la ambientación, aunque cuidada, podría haber sido más visualmente impactante. No obstante, estas pequeñas debilidades palidecen en comparación con la fuerza emocional y la autenticidad de la historia. La película es un recordatorio inquietante de las consecuencias devastadoras de la guerra y la importancia de la resiliencia humana.

Nota: 7/10