Tank Girl (1995)

“Tank Girl” (1994) es una película que, a día de hoy, requiere un análisis algo especial. No es una obra maestra cinematográfica en el sentido tradicional, pero sí una experiencia visceral, provocadora y, sin duda, una de las películas más audaces y controvertidas de la década. La película de Nick Broomfield y Jim Wynor sigue la aventura de la irreverente Anita Job, conocida como “Tank Girl”, una joven rebelde que vive en el árido y devastado planeta de Enma, en un futuro donde la escasez de agua y la opresión corporativa son la norma. Su lucha contra la multinacional "Mega-Corp" no solo es por la supervivencia, sino también por la libertad y la recuperación de los recursos naturales.

La dirección de Nick Broomfield, conocido por su enfoque documental, aporta un dinamismo y una crudeza inusuales a la narrativa. Broomfield no se limita a contar una historia; se sumerge en ella, invitando al espectador a compartir la desesperación y la locura de Anita. La estética visual es impactante: un paisaje desolado, con colores vibrantes y un diseño de producción que evoca a veces lo surrealista, contribuye a la atmósfera de distopía y desengaño. La película no rehúye del gore, la violencia explícita y el humor negro, elementos que, lejos de resultar gratuitas, sirven para subrayar la desesperación y la falta de escrúpulos de los personajes y las circunstancias. Hay escenas de acción sorprendentemente impactantes para su época, y el uso del tanque como principal medio de transporte y combate es innovador.

Asimismo, la película cuenta con actuaciones que, aunque a veces pueden parecer exageradas, cumplen su cometido. Alexandra Chaves como Tank Girl es inolvidable: transmite con su mirada y su actitud una mezcla de desafío, cinismo y una pizca de vulnerabilidad que la convierte en un personaje entrañable a pesar de sus defectos. La galería de personajes secundarios, con actores como Ric Romanazzo y Johnny Pemberton, es también memorable. Aunque los personajes no siempre están completamente desarrollados, su singularidad y su comportamiento extravagante ayudan a dar vida al mundo de Enma.

El guion, coescrito por Broomfield, Wynor y Don Heinrich Marlin, presenta un diálogo rápido, a menudo absurdo y repleto de referencias a la cultura pop de la época. Si bien la trama puede resultar un tanto confusa en algunos momentos, el ritmo frenético de la película y su enfoque en la acción y el humor mantienen al espectador enganchado. La película explora temas como la resistencia contra la autoridad, la importancia del agua como recurso vital y la crítica al consumismo desenfrenado. Sin embargo, a veces la crítica resulta un poco superficial y la reflexión sobre las consecuencias de la opresión no está tan desarrollada como podría estar. A pesar de esto, “Tank Girl” se mantiene como una película que, más que ofrecer respuestas, fomenta la discusión y el debate.

Nota: 7/10