Tara Road (2005)

‘Tara Road’ no es una película que se anote en la memoria con el estallido de efectos especiales o una trama vertiginosa. Sin embargo, se presenta como un pequeño tesoro, una joya cinematográfica discreta que, tras el primer vistazo, cautiva por su atmósfera melancólica y la sutil, pero palpable, carga emocional que desprende. La película, dirigida por John Schlesinger, se centra en dos mujeres, Marilyn Vine (Andie MacDowell) y Ria Lynch (Olivia Williams), que, separadas por la geografía y el dolor, toman una decisión aparentemente aleatoria: intercambiar sus casas en Nueva Inglaterra por un verano. Esta simple premisa desencadena una exploración profunda de la soledad, el duelo y la búsqueda de una nueva dirección en la vida.

La dirección de Schlesinger es notable por su lentitud deliberada. No se apura en mostrar la belleza del paisaje, permitiendo que la cámara se detenga en los detalles, en las texturas, en el sonido de la brisa marina que acaricia las casas de madera. Esta meticulosidad visual contribuye a la atmósfera de introspección que impregna la película. Schlesinger, a pesar de su experiencia, demuestra un talento especial para la observación, documentando con elegancia los pequeños rituales y las pequeñas alegrías que impregnan la vida rural. La película no busca ser grandilocuente, sino que se sirve de la simplicidad para sugerir y evocar.

Andie MacDowell ofrece una interpretación magistral como Marilyn, una mujer consumida por el dolor tras la pérdida de su hijo. Su actuación es particularmente conmovedora, no recurriendo a clichés o sentimentalismos baratos, sino mostrando la devastación de manera sutil, a través de una mirada cansada, de una voz apagada, de gestos casi imperceptibles. Olivia Williams, por otro lado, interpreta a Ria con una naturalidad y un alivio que contrastan fuertemente con el sufrimiento de Marilyn. La química entre las dos actrices es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Iain Glen, como el marido de Ria, aporta una interpretación contenida y, en cierto modo, trágica, sin llegar a ser un personaje particularmente complejo, pero esencial para el desarrollo de la trama.

El guion, coescrito por Schlesinger y John Cleese, es quizás el elemento más discutible de la película. Aunque la premisa es intrigante y el inicio prometedor, la historia a veces se siente un tanto lenta y poco desarrollada. El ritmo pausado puede frustrar a algunos espectadores, y la exploración de los personajes secundarios carece de profundidad. Sin embargo, la película logra mantener el interés a través de la belleza del paisaje, la sutileza de las actuaciones y la exploración de temas universales como el duelo, el amor y la búsqueda de la felicidad. La película es, en esencia, una meditación sobre la importancia de la conexión humana y la necesidad de encontrar consuelo en los lugares más inesperados.

Nota: 7/10