“Tarántula” (Arachnophobia, en su título original) es una película que, a pesar de haber llegado a la gran pantalla con una enorme expectación en su momento, resulta ser una experiencia cinematográfica más notable por su impacto cultural y por el miedo visceral que logró generar, que por su calidad artística, se queda un tanto rezagada en el tiempo. La película, dirigida por Frank Darabont, conocida por su trabajo en "La Shawshank Redemption" y “Interestelar”, construye con maestría una atmósfera de creciente tensión, explotando a la perfección el terror psicológico y la sensación de claustrofobia, elementos que, sin duda, la convirtieron en un fenómeno de taquilla y una película de referente del género.
El argumento, centrado en una pequeña comunidad de Arizona que se ve sacudida por una serie de muertes inexplicables relacionadas con la presencia de una especie de araña desconocida, no es particularmente innovador. Sin embargo, la dirección de Darabont, siempre precisa, consigue que cada escena se sienta palpable. La cámara, utilizando ángulos y movimientos que intensifican la sensación de amenaza, contribuye significativamente a la atmósfera opresiva que se respira en todo momento. El uso del silencio, interrumpido abruptamente por los sutiles e inquietantes sonidos que nos alertan sobre la presencia de la criatura, es una técnica magistral que eleva la tensión a niveles excepcionales. La película se basa en el miedo a lo invisible, a lo que no se ve, lo que, en cierto modo, le da una profundidad inquietante.
El reparto es sólido, pero la actuación de William H. Macy como el veterinario Rack Hasen destaca por su credibilidad. Macy, con su característico matiz de angustia y determinación, personifica a un hombre que, a pesar de su profesión, se encuentra desarmado ante lo desconocido. La química entre Macy y la también convincente veteróloga, Catherine Zeta-Jones, es un componente importante de la tensión dramática. Aunque Zeta-Jones, en su papel, es algo unidimensional, su interpretación está bien ejecutada y le otorga una presencia destacada.
En cuanto al guion, se aprecia un cuidado notable en la construcción de la historia, con una planificación meticulosa de cada aparición de la araña. Sin embargo, a medida que avanza la película, la dependencia de la sorpresa y el susto visual empieza a volverse más evidente, y la trama, en algunos momentos, se ve afectada por un ritmo desigual. La explicación científica, aunque necesaria, se siente algo forzada y, a veces, carente de la profundidad que se podría haber esperado. A pesar de ello, la película mantiene un alto nivel de suspense durante la mayor parte de su duración, gracias en gran parte al talento de Darabont para crear una sensación de inminente peligro.
En definitiva, “Tarántula” es una película que, si bien no es una obra maestra, merece el reconocimiento que le ha otorgado la crítica y el público. Es un thriller de terror efectivo y tenso, que explora el miedo a lo desconocido y la vulnerabilidad humana ante la naturaleza. Un clásico del género que sigue generando inquietud, incluso décadas después de su estreno.
Nota: 7/10