Tarapaty 2 (2020)

“Tarapaty 2” no es una película que redefine el género de la comedia de detectives juvenil, pero sí logra ser una experiencia cinematográfica entretenida y, sorprendentemente, inteligente para aquellos dispuestos a sumergirse en su particular atmósfera polaca. La película, dirigida con una elegancia inesperada por Marek Brodzki, logra crear un mundo visualmente rico y con una identidad propia, alejándose de los clichés habituales del género. La fotografía, en particular, destaca con una paleta de colores vibrantes que reflejan tanto la energía juvenil de los protagonistas como la melancolía de la ciudad de Poznań, un espacio que se convierte en un personaje en sí mismo.

El guion, adaptado a partir del éxito de su predecesora, se centra en la historia de Julki, interpretada con gran carisma por Joanna Szczepkowska. Su personaje, marcada por la injusticia y la necesidad de proteger a sus sobrinos, evoluciona de forma convincente a lo largo de la trama. La relación entre Julki y los niños – Pola Król y Tomasz Ziętek – es el corazón de la película, ofreciendo momentos de genuina ternura y humor. La dinámica entre ellos es natural y creíble, y sus intentos por resolver el misterio son genuinamente divertidos. Sin embargo, la película no se limita a la comedia; se adentra en temas de verdad, justicia y prejuicios sociales, planteando preguntas interesantes sobre la percepción pública y el peso de las acusaciones.

La dirección de Brodzki es, en general, solera. Si bien algunos giros argumentales podrían resultar predecibles para el espectador experimentado, la película mantiene un ritmo ágil que evita que la trama se vuelva aburrida. La construcción del misterio es bien elaborada, con pistas dispersas y personajes secundarios interesantes que aportan matices a la historia. Es importante destacar que la película no busca complicar excesivamente la trama; se centra en la aventura y el disfrute del proceso de investigación, permitiendo al espectador participar activamente en la búsqueda de la verdad. No obstante, la resolución final podría haber sido más contundente; algunos elementos de la trama quedan, por lo que las conexiones entre ciertos personajes y eventos podrían haber sido más explícitas.

Las actuaciones son sólidas en general, aunque la interpretación de Tomasz Ziętek podría haber tenido un mayor impacto. Joanna Szczepkowska, sin embargo, brilla como la figura central, combinando con maestría el humor y el drama. La película, a pesar de su estética particular, es, en definitiva, un buen entretenimiento, un faro de luz en el cine polaco que desafía las convenciones del género y ofrece una mirada fresca e interesante a la comedia de detectives.

Nota: 7/10