Tareas en casa (1982)

“Tareas en casa” (Homebound) no es una película que decepcione, aunque tampoco aspire a revolucionar el género adolescente. La película, que se mueve con fluidez entre el coming-of-age y el drama familiar, logra un equilibrio interesante, a pesar de ciertas ambigüedades en su ejecución. La historia se centra en Micah, un joven rebelde y apuesto líder de una banda de rock local, atormentado por la necesidad de ser aceptado y, sobre todo, de llamar la atención de una chica del instituto. La llegada de un nuevo estudiante, Caleb, y su severa madre, decidida a reformar a Micah, desencadena una serie de eventos que le obligarán a cuestionar sus prioridades y a enfrentar sus propias limitaciones.

La dirección de Bobby Francis es notablemente natural. Evita los clichés del género, optando por una estética visual que recuerda a las películas de los 90, con una paleta de colores cálida y una fotografía que capta a la perfección la atmósfera de un pequeño pueblo americano. Se aprecia una clara intención de mostrar la vida cotidiana, las rutinas y las dinámicas familiares con un realismo que añade credibilidad a la trama. Sin embargo, a veces la dirección se pierde en detalles superfluos que, en lugar de enriquecer la historia, la ralentizan ligeramente. La banda sonora, compuesta por una banda indie contemporánea, complementa a la perfección el tono de la película, aunque a veces el uso excesivo de canciones puede resultar un poco intrusivo.

El grueso del mérito de “Tareas en casa” recae en las actuaciones. Ethan Porter, como Micah, transmite con convicción la frustración y la inmadurez de un chico que lucha por encontrar su lugar en el mundo. Su interpretación es honesta y sensible, y logra conectar con el espectador a través de la vulnerabilidad de su personaje. La madre de Caleb, interpretada por Brenda Cooper, es quizás el personaje más desarrollado de la película. Su determinación, aunque a veces percibida como autoritaria, se basa en un profundo amor por su hijo y en un deseo de protegerlo. La relación entre ambos es el corazón de la película, y las actuaciones de Porter y Cooper logran darle una dimensión emocional poderosa a la trama.

El guion, escrito por Bobby Francis y Matt Lipstein, presenta una trama sencilla pero efectiva. Los diálogos son naturales y creíbles, aunque carecen de un mayor trasfondo psicológico. La película explora temas como la presión social, la búsqueda de identidad y la importancia del vínculo familiar, pero lo hace con una moderación que no le permite profundizar en la complejidad de estos temas. La resolución final es satisfactoria, aunque un poco predecible. En general, el guion es sólido y cumple su función de dar forma a la historia. Sin embargo, se podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de los personajes secundarios y de una exploración más profunda de las motivaciones de Caleb y su madre.

En definitiva, “Tareas en casa” es una película recomendable para aquellos que buscan un drama adolescente con un toque de humor y una mirada honesta a las dificultades de la adolescencia. No es una obra maestra, pero ofrece entretenimiento y reflexiones interesantes. Es una película que se disfruta con calma, sin grandes pretensiones, pero que, al final, deja una impresión positiva.

Nota: 7/10