‘Taxi 5’ (1998) es un ejercicio de nostalgia y de autoconocimiento para Gérard Depardieu, que a la vez constituye un ejemplo perfecto de la comedia de acción francesa de los años 90. Tras el éxito arrollador de la saga ‘Taxi’, la película se atreve a alejarse un poco del núcleo original, trasladando al icónico Sylvain Marot a la bruma de Marsella y sumiéndolo en un drama político local que, para ser sincero, resulta ser el elemento menos logrado de la propuesta.
La premisa, la de un policía parisino frustrado y con un ego inflado, que debe colaborar con un conductor de VTC desastroso para detener a una banda de ladrones italianos, es atractiva. Depardieu, con su habitual exuberancia y torpeza, ofrece una interpretación magistral, innegablemente, de su personaje. Su Marot es un hombre cínico, arrogante y con una profunda desconfianza hacia la autoridad, pero también un personaje profundamente humano, con un corazón noble que se revela a lo largo de la película. La comedia física y el sarcasmo de Depardieu son elementos clave del éxito de la película, y su química con el resto del elenco, especialmente con Patrick Pelluchery, es palpable.
Sin embargo, la dirección de Olivier Marchal no logra aprovechar al máximo el potencial de la historia. La película se siente un poco apresurada y desconectada, especialmente en el segundo acto. El guion, aunque entretenido, recurre a clichés y situaciones predecibles. La trama política, con el alcalde en crisis de popularidad y la banda italiana como excusa, se siente un poco forzada y no aporta mucho a la historia. A pesar de ello, las secuencias de persecución a bordo del taxi blanco, con sus maniobras acrobáticas y la frenética música, son visualmente impactantes y satisfacen al espectador. La banda sonora, con el disco de los años 80, es un auténtico homenaje y contribuye enormemente al ambiente festivo y desenfadado de la película.
La película no intenta reinventar la rueda, sino que se alimenta de lo que hizo funcionar la saga original: un protagonista carismático, acción trepidante, humor inteligente y un toque de melodrama. Es una película que busca divertir y hacer olvidar las preocupaciones del espectador, y en ese cometido, lo consigue en gran medida. Aunque el guion y la trama principal no sean especialmente memorables, ‘Taxi 5’ se beneficia de la química entre el reparto, la energía de Depardieu y las secuencias de acción. En definitiva, es una dosis de entretenimiento clásico del cine francés, que ofrece una buena escapada y un motivo más para recordar a Sylvain Marot.
Nota: 7/10