¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (1964)

(EN) · Comedia, Bélica · 1h 35m

Línea directa a la comedia de suspense.

Póster de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú
Media
8.1 /10

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Sinopsis

Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, el asesor estadounidense, un antiguo científico nazi, el doctor Strangelove, confirma la existencia de la «Máquina del Juicio Final», un dispositivo de represalia soviético capaz de acabar con la humanidad para siempre.

Ficha de la película

Título original

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú


Estreno


Géneros

Idioma original

EN



Guionista

Victor Lyndon, Stanley Kubrick


Reparto principal de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Laura Perales
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (9.5/10)

“¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” es una obra maestra de la sátira que, más de sesenta años después de su estreno, sigue resonando con una precisión escalofriante. Stanley Kubrick, en su debut como director, nos entrega una película que no se limita a la crítica social, sino que disecciona con maestría las contradicciones de la Guerra Fría, el miedo y la fragilidad de la razón humana. No es solo una comedia negra, sino una reflexión profunda y perturbadora sobre la posibilidad del apocalipsis, gestada en la paranoia de una época.

La dirección de Kubrick es impecable, construyendo una atmósfera de tensión insoportable a través de la utilización de planos largos, silencios prolongados y una paleta de colores que oscila entre el gris del temor y el rojo amenazante del destino. Cada toma está meticulosamente elaborada, transmitiendo la angustia y la incertidumbre de los personajes. La película se mueve con un ritmo deliberado, permitiendo que la tensión se acumule hasta un clímax ineludible. Kubrick no rehúye el humor negro, pero lo emplea con una sutileza que amplifica el impacto emocional de la narrativa.

El reparto es, sin duda, uno de los grandes aciertos de la película. Peter Sellers, en un papel que le valió el Oscar honorífico, ofrece una interpretación magistral del presidente Muffley, un personaje que equilibra la necesidad de la diplomacia con la frustración de enfrentarse a la locura. Jack Burton, interpretado por George C. Scott, personifica la decepción y el cansancio del general Ryker, un hombre que ha perdido la fe en la causa. Gary Oldman, como el general Breed, logra transmitir la frialdad y la desesperación de un hombre que, sin reflexionar, sigue órdenes. Sin embargo, es Martin Sheen, en el papel de Mandrake, quien destaca por su interpretación de un hombre atrapado entre la incredulidad y la necesidad de detener lo inevitable.

El guion, coescrito por Kubrick y la brillante redacción de Frederic Manning, es un ejemplo de precisión y ingenio. La idea central de la “Máquina del Juicio Final” y su posterior confirmación por el doctor Strangelove (Peter Sellers nuevamente) resulta a la vez absurda y aterradoramente plausible. La secuencia final, con la interpretación de la música de Wagner, es icónica e inolvidable, convirtiéndose en un símbolo de la irrupción de la locura en el corazón de la lógica. La película, en su esencia, expone la fragilidad de los protocolos y la facilidad con la que la irracionalidad puede llevar a la destrucción. Es una crítica mordaz a la política internacional y a la burocracia, pero también una meditación sobre el miedo y la responsabilidad.

A pesar de su corta duración, “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” es una película que exige una visión crítica y reflexiva. No es una película que se disfruta pasivamente; es una película que obliga al espectador a pensar y a cuestionar las estructuras de poder y los límites de la razón. Es una obra maestra atemporal que sigue siendo relevante en el siglo XXI.

Nota: 9.5/10

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