Templario II: Batalla por la sangre (2014)

“Templario II: Batalla por la Sangre” no es una obra maestra, ni siquiera un escape memorable, pero sí una propuesta que resulta interesante por su particular enfoque dentro del subgénero de la espada y el escudo. La película se erige como un ejercicio de nostalgia visual y narrativa, procurando evocar la crudeza y la atmósfera de las sagas medievales más arrolladoras, especialmente “La Comunidad del Anillo” y la saga “Los Reyes Magos”. Sin embargo, a pesar de esta ambición, el resultado final es algo desigual, marcado por momentos de brillantez y otros de flagrante carencia.

La dirección de David Hogan se distingue por un tratamiento visualmente atractivo, aunque a veces redundante. Los escenarios son, en su mayoría, bastante convincentes, mostrando un paisaje inglés agreste y un castillo de aspecto imponente. La banda sonora, con piezas orquestales épicas y melodías evocadoras, contribuye a la inmersión en la época, pero la instrumentación a veces se siente excesivamente dramática, llegando a ser empalagosa. Hogan parece querer imitar a algunos de sus referentes, pero sin la suficiente originalidad para destacar. La acción, cuando ocurre, es contundente y coreografiada con cierto dinamismo, aunque la excesiva dependencia de efectos especiales a veces resta realismo a las escenas de combate.

El núcleo de la trama, centrado en la búsqueda de venganza del joven Hubert, es algo predecible, pero la película intenta darle profundidad a través de las historias personales de los personajes. Tom Rhys Harries ofrece una interpretación decente como Hubert, transmitiendo la carga del pasado y la necesidad de justicia. Sin embargo, el resto del reparto, conformado por mercenarios con asuntos turbios, no logra alcanzar el mismo nivel de complejidad. Las actuaciones, en general, son funcionales, con un marcado énfasis en las expresiones faciales y los diálogos poco inspirados. Particularmente interesante es la evolución de Guy, interpretado por Ben Stuart, quien explora con matices el conflicto interno generado por sus acciones pasadas, aunque la narrativa no profundiza lo suficiente en este aspecto.

El guion, escrito por Simon Gray, es donde la película más consistentemente decepciona. Si bien la premisa inicial es interesante, la trama se complica innecesariamente, con subtramas que no se desarrollan completamente y personajes secundarios que aparecen y desaparecen sin una justificación clara. El ritmo es irregular, con pausas prolongadas entre las escenas de acción y diálogos que, en ocasiones, parecen sacados de un manual de clichés de la espada y el escudo. La película no duda en recurrir a tropos ya agotados, como la traición, el honor y la redención, sin ofrecer una perspectiva particularmente fresca. La resolución de la trama es algo apresurada y, en general, poco satisfactoria.

A pesar de sus defectos, “Templario II: Batalla por la Sangre” puede resultar atractiva para aquellos fans del género que buscan una película de acción medieval con un presupuesto modesto. No es una obra maestra, pero sí una propuesta que, por su voluntad de evocar la estética de la época y su premisa inicial, merece una oportunidad. Simplemente, espera menos de lo que ofrece y disfruta del espectáculo visual.

Nota: 6/10