Ten cuidado a quién llamas (2020)

“Ten cuidado a quién llamas” es una película que, en un momento de saturación de terror en streaming, se erige como un esfuerzo modesto pero sorprendentemente efectivo. A pesar de no ofrecer las innovaciones narrativas que podrían haberla catapultado a la categoría de un clásico del género, la cinta logra generar una atmósfera inquietante y una sensación constante de vulnerabilidad, aprovechando al máximo la inusual premisa de una sesión espiritista virtual. La idea de un grupo de amigos reuniéndose online para contactar con el más allá durante la pandemia es, por sí sola, un detonante para la tensión, y el director, Robert Egger, lo explota al máximo, traduciendo el aislamiento y la incertidumbre de la cuarentena en una sensación palpable de claustrofobia y paranoia.

La dirección de Egger es precisa y deliberada. Se abstiene de los jumpscares baratos y predecibles, optando por un horror psicológico que se construye gradualmente. La fotografía, con tonos oscuros y contrastes marcados, contribuye significativamente a la atmósfera opresiva de la película. Los planos largos y las composiciones cuidadosas, incluso en los momentos de mayor terror, no buscan impactar visualmente, sino, en cambio, enfocarse en la expresión de los personajes, transmitiendo sus miedos y desesperación. El uso del zoom, además de ser central para la trama, se convierte en un elemento visual recurrente que refuerza la sensación de desorientación y pérdida de control.

El reparto es, en su mayoría, impecable. Sadie Sink y Jeremy Ray Taylor se destacan como las figuras centrales, entregando actuaciones sólidas y creíbles. Sink, en particular, logra evocar una mezcla de inocencia, vulnerabilidad y creciente terror. El resto del elenco cumple su cometido, ofreciendo personajes con las debidas complejidades, aunque algunos de ellos resultan algo planos. La dinámica grupal es uno de los puntos fuertes de la película; vemos cómo la amistad se pone a prueba bajo la presión de lo sobrenatural, y los desacuerdos y la desconfianza entre los personajes aumentan la tensión dramática.

El guion, aunque inicialmente presenta una premisa original y atractiva, revela algunas debilidades a medida que avanza. El ritmo es pausado, lo que puede resultar tedioso para algunos espectadores. Además, la explicación del origen del espíritu maligno y su conexión con los personajes resulta algo vaga e incluso forzada. Sin embargo, el guion logra crear un clima de suspense constante, planteando preguntas inquietantes sobre la naturaleza de la muerte, la memoria y la fragilidad de la realidad. La película, al final, se convierte en una reflexión sobre los secretos que guardamos y las consecuencias de nuestras acciones. En definitiva, “Ten cuidado a quién llamas” es una película que, aunque no sea un hallazgo del género, merece la pena ver por su atmósfera y su capacidad de generar inquietud.

Nota: 7/10