“Tener y no tener” de Stanley Kubrick es una película que, a pesar de su aparente sencillez inicial, se revela con el tiempo como una radiante y perturbadora observación sobre la condición humana, la desesperación y la capacidad del ser humano para aferrarse a la esperanza, incluso en las circunstancias más desalentadoras. La película, ambientada en el contexto sombrío de la Segunda Guerra Mundial en Martinica, nos presenta a Harry Morgan (Dirk Bogarde) y Eddie (Rod Steiger), dos marineros desocupados que luchan contra el tedio y la incertidumbre mientras esperan en vano un trabajo. Esta espera, sin embargo, es solo el preludio de una historia mucho más compleja y con un significado profundo.
Kubrick construye una atmósfera de intensa monotonía y claustrofobia. La isla de Martinica se convierte en un microcosmos de la desesperación, un lugar estático y sin salida donde el tiempo parece detenerse. La dirección de Kubrick es magistral en su capacidad para transmitir esta sensación de estancamiento. La cámara, a menudo lenta y observadora, se adentra en la psicología de los personajes, explorando sus miedos, frustraciones y la creciente tensión que se palpa en el aire. La película no rehúye la crudeza de la situación; vemos la hambruna, la desesperación y la ausencia de esperanza en los rostros de los habitantes y, en particular, en los de Harry y Eddie.
Las actuaciones son sobresalientes. Bogarde, como Harry, ofrece una interpretación sutil y conmovedora. Captura a la perfección la angustia de un hombre que, a pesar de su sufrimiento, se aferra a la ilusión de un futuro mejor. Steiger, por su parte, interpreta a Eddie con una intensidad que oscila entre la ira y la resignación. La dinámica entre ambos personajes es el corazón de la película, una relación tensa y contradictoria basada en la necesidad mutua y la frustración compartida. No son héroes, son hombres comunes, luchando contra una realidad brutal sin red de escape.
El guion, escrito por Kubrick y Barrie Osborne, es el alma de la película. Evita la propaganda bélica y se centra en la experiencia individual de los personajes. La película se centra en la falta de propósito, en la búsqueda de sentido en un mundo aparentemente sin sentido, y en la brutalidad de la guerra en su impacto en la vida cotidiana. La transición de Harry y Eddie hacia la Resistencia no es un acto de heroísmo, sino una reacción instintiva ante la desesperación, un último intento de recuperar algo de dignidad y control en sus vidas. La ambigüedad moral de sus acciones es deliberada, obligándonos a cuestionar nuestras propias reacciones ante situaciones similares.
“Tener y no tener” no ofrece respuestas fáciles ni soluciones grandilocuentes. Es, en esencia, una meditación sobre la condición humana, una obra que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han comenzado a rodar. Kubrick evita la grandilocuencia y opta por la sutileza, la emoción contenida y la belleza melancólica de la desesperación. Es una película que invita a la reflexión, que obliga al espectador a confrontar sus propios miedos y sus propias ilusiones.
Nota: 8.5/10