Tenet (2020)

Christopher Nolan regresa al terreno de la especulación científica y la complejidad narrativa con ‘Tenet’, una película que no busca entretener en el sentido tradicional, sino que desafía al espectador a participar activamente en el proceso de decodificación. Más allá de la premisa de viajes en el tiempo, la película explora la inversión temporal: manipulación de la causalidad para evitar una catástrofe global. Esta idea, aunque inicialmente confusa, se convierte en el núcleo de una historia claustrofóbica y operística, donde el ritmo se basa en la tensión constante y la necesidad de reconstruir la línea de tiempo después de cada alteración. Nolan, como suele hacer, no se anda con rodeos y nos sumerge de lleno en un mundo de espionaje de alta tecnología, en el que los operativos emplean métodos radicalmente nuevos para influir en el pasado y, por ende, en el futuro.

La dirección de Nolan es, como es habitual, impecable. El uso del sonido, en particular, juega un papel fundamental. Las explosiones, la música y las sutiles alteraciones en la banda sonora se combinan para generar una sensación incesante de peligro y desconcierto. Las secuencias de acción son complejas y exigentes, diseñadas para desorientar al espectador y obligarlo a seguir el razonamiento del protagonista. La cinematografía, con sus largos planos secuencia y su juego con la luz y la sombra, contribuye a la atmósfera opresiva y el sentido de incertidumbre que permea toda la película. Sin embargo, a veces la intensidad de la dirección puede llegar a ser abrumadora, restando fuerza a algunos momentos que podrían haberse beneficiado de un mayor equilibrio.

La actuación de John David Washington como Protagonista es, sin duda, el corazón de la película. Demuestra una gran capacidad de entrega y una fuerza física y mental convincente en su papel como agente encubierto que opera a través del tiempo. Robert Pattinson, como Neil, el personaje que le da forma y le recuerda a su pasado, ofrece un contraste interesante, aportando una sensibilidad y una vulnerabilidad que equilibran la dureza de la misión. El resto del reparto, aunque con papeles más secundarios, cumplen con creces con sus interpretaciones, añadiendo profundidad a las relaciones y conflictos que surgen a lo largo de la trama. Sin embargo, algunos diálogos pueden resultar un poco artificiosos, sacrificando la naturalidad por el bien de la explicación de conceptos complejos.

El guion de Nolan es, sin duda, su mayor debilidad. Aunque la idea de la inversión temporal es intrigante, su implementación resulta a veces demasiado complicada y lenta. La película exige un nivel de atención y compromiso extraordinario, lo que puede resultar en una experiencia frustrante para algunos espectadores. Aunque se pretende crear suspense y complejidad, a menudo se genera confusión y un sentido de que la trama se centra en la mecánica del concepto más que en la narrativa en sí misma. Las resoluciones, aunque satisfactorias, podrían haberse explicado de forma más directa, evitando que el espectador se sienta como un matemático desentrañando una ecuación. No obstante, la ambición de Nolan es innegable, y ‘Tenet’ es un ejercicio intelectual desafiante que, a pesar de sus defectos, deja una huella duradera.

Nota: 7/10