Terminal (2018)

“Terminal” no es una película que te entretiene con acción desenfrenada, sino que te inmersiona en un ambiente opresivo y claustrofóbico que te consume desde el primer momento. Denis Villeneuve, a pesar de la aparente simplicidad de la premisa, construye una atmósfera de inquietud constante gracias a su dirección magistral. Cada plano, cada toma prolongada, cada uso del sonido, contribuye a la sensación de paranoia y peligro latente. No hay explosiones ni persecuciones a gran escala; la tensión se genera de forma sutil y paciente, apelando a la fuerza de la sugestión y la exploración psicológica.

La película se centra en la humanidad desprovista de certezas, en la fragilidad de la identidad cuando se te obliga a vivir en la sombra. Los personajes, a pesar de no tener una historia personal extensa, están representados con una profundidad sorprendente gracias a las actuaciones. Tom Hardy, en particular, ofrece una interpretación ambivalente y cautivadora como el asesino, mostrando tanto su brutalidad como su vulnerabilidad. Lena Headey, como la camarera, aporta un aire de misterio y una fuerza silenciosa que la convierten en un personaje complejo y memorable. La química entre Hardy y Headey es palpable, generando un diálogo cargado de tensión y desconfianza que es el corazón de la narrativa.

El guion, adaptado de la novela de Jack Carr, se adhiere a la narrativa minimalista del thriller noir moderno. No se sobreexplican las motivaciones de los personajes ni se busca un final explosivo. En cambio, se deja mucho a la interpretación del espectador, fomentando la reflexión sobre temas como la justicia, la venganza, la corrupción y la pérdida de la inocencia. La trama, aunque relativamente sencilla en su estructura básica, se desarrolla con una elegancia impecable, manteniendo al espectador enganchado hasta la última escena. Las subtramas, si bien no son centrales para la trama principal, añaden capas de complejidad y sugieren un universo subterráneo de intrigas y conexiones ocultas. Es importante destacar la atención al detalle en la ambientación; la ciudad anónima, con sus callejones laberínticos y edificios grises, se convierte en un personaje más, un reflejo del estado anímico de los protagonistas.

Sin embargo, “Terminal” no está exenta de ciertas debilidades. Algunos diálogos pueden resultar algo artificiosos, y la lentitud del ritmo podría resultar frustrante para algunos espectadores. No obstante, estas pequeñas fallas se diluyen en la poderosa atmósfera que Villeneuve logra crear y en la fuerza de las actuaciones. Es una película que te obliga a participar activamente en la construcción de la historia, requiriendo una atención cuidada y una disposición a perderse en sus silencios y sus sombras. Al final, “Terminal” es una experiencia cinematográfica inquietante y memorable, que te dejará pensando en ella mucho tiempo después de haberla visto.

Nota: 7/10