Terminal Bliss (1992)

“Terminal Bliss” no es una película que te llegue con la fuerza de un tsunami, sino con la persistente humedad de un día de verano en Nueva York, una atmósfera densa y melancólica que se aferra a cada uno de sus personajes. La dirección de Tim Owen, generalmente conocido por trabajos más en tono cómico, demuestra una notable capacidad de explorar la fragilidad emocional y la desesperación contenida. Logra mantener una paleta de colores apagada, casi monocromática, que complementa perfectamente el estado anímico de sus protagonistas. La fotografía, cuidada y sin artificios, refleja la desolación de los personajes y la sensación de estar atrapados en un ciclo vicioso.

La película se centra en la compleja relación entre Alex (Luke Perry) y John (Alexis Arquette). Esta dinámica, inicialmente construida sobre la amistad de la infancia, se desmorona bajo la tentación de la belleza y el misterio de una nueva mujer, Beatrice (Sonia Curtis). La química entre Perry y Arquette es fundamental para el éxito de la película. Ambos actores aportan una autenticidad y una vulnerabilidad palpables, transmitiendo la frustración, la inseguridad y la desesperación que sienten ante la pérdida del control de sus vidas. La actuación de Arquette, en particular, es excepcional. Su interpretación de Beatrice no es la de una seductora irreflexiva, sino de una mujer atormentada por el pasado y consumida por el arrepentimiento. Curtis, a su vez, crea un personaje profundamente trágico y complejo, que no se reduce a un cliché de femme fatale. El desarrollo de la historia, aunque lenta en algunos momentos, se sostiene gracias en gran medida a estas interpretaciones convincentes.

El guion, escrito por Owen, se beneficia de un ritmo pausado que permite a la audiencia absorber la atmósfera y los sentimientos de los personajes. No se apresura a ofrecer respuestas fáciles ni a imponer conclusiones. Más bien, se concentra en la exploración de la subjetividad y la moralidad relativa. La película plantea preguntas incómodas sobre la amistad, la lealtad y la necesidad de confrontar el pasado. La trama secundaria, que involucra a los personajes secundarios y sus propias historias de arrepentimiento, añade capas de complejidad y enriquecen la narrativa, evitando que se convierta en un mero drama romántico. Sin embargo, la película podría haber logrado un mayor impacto emocional si hubiera sido más directa en la presentación de sus conflictos y conclusiones. La sensación de que la historia podría haber sido más contundente persiste, aunque se entiende que la intención del director era profundizar en la ambigüedad moral de sus personajes.

En definitiva, "Terminal Bliss" es una película de bajo presupuesto pero con una visión artística notable, que ofrece un retrato honesto y a veces doloroso de la fragilidad humana. Es una reflexión sobre el arrepentimiento, la amistad y la dificultad de aprender a valorar lo que tenemos. Si bien no es una obra maestra, sí es una experiencia cinematográfica pertinente y digna de ser contemplada.

Nota:** 7/10