Terrifier 3 (2024)

“Terrifier 3” no es una película para tomarse a la ligera. El director Damien Leone ha escalado la apuesta de una manera que, si bien es visceral y repetitiva, demuestra un control creativo y una voluntad de entregar un terror tan explícito como brutal. Esta tercera entrega del universo de Art el Payaso es una experiencia cinematográfica que, para algunos, será profundamente perturbadora y para otros, una celebración del cine de terror de bajo presupuesto que se atreve a romper las convenciones.

Leone demuestra una maestría en el uso del sonido y la cámara. La película se basa en gran medida en el terror atmosférico y el horror corporal, empleando secuencias de violencia grotesca pero coreografiadas con una precisión inquietante. Las coreografías de Art son más elaboradas y, francamente, más perturbadoras que en entregas anteriores. Se siente que cada movimiento está diseñado para maximizar el impacto visual y psicológico, y la banda sonora, con un énfasis en el ruido y la disonancia, contribuye a la sensación constante de incomodidad. No es un espectáculo de sangre descontrolado; se trata de una acumulación de horror lento y metódico que se instala profundamente en el espectador.

La actuación de Joy Landis, quien interpreta a Sienna, es un punto fuerte. Ella logra transmitir una vulnerabilidad y una determinación admirable a medida que su personaje lidia con la pérdida y la amenaza inminente. Si bien el papel exige una actuación física intensa, Landis también aporta profundidad emocional al personaje, haciendo que su lucha por la supervivencia resulte convincente. El resto del elenco, que incluye a Millie Lagasse como la peculiar madre de Art, contribuyen a la atmósfera única y perturbadora de la película. Sin embargo, es el personaje de Art el que realmente destaca, gracias en parte al maquillaje excepcional de Jason Douglas y la habilidad de Mark Patton para transmitir la maldad silenciosa y la frialdad del personaje.

En cuanto al guion, "Terrifier 3" no es una obra maestra narrativa. El ritmo es implacable y la trama, si es que se puede llamar así, se enfoca casi exclusivamente en la ejecución de escenas de terror. Se podría argumentar que la película se pierde en su propia intensidad, repitiendo elementos de terror conocidos y evitando desarrollar personajes o explorar temas más allá de la simple persecución. Si bien esto puede ser deliberado para mantener la tensión y el miedo, también resulta en una experiencia que puede sentirse un poco vacía en términos de significado o profundidad emocional. El uso de la Navidad como telón de fondo es, en ocasiones, forzado y poco integrador, pero sirve para subrayar la idea central: la alegría navideña es un disfraz para la maldad subyacente.

A pesar de sus deficiencias narrativas, "Terrifier 3" es un ejercicio de terror visceral y sin concesiones que satisfará a los fans del cine de ultra-gore y del horror independiente. Es una película que desafía al espectador a aceptar su propia vulnerabilidad y a confrontar sus propios miedos. No es para todos, pero si eres un aficionado del género, vale la pena experimentarlo, aunque con precaución.

Nota: 7/10