Territorio prohibido (2009)

“Territorio Prohibido” (Proximity) es una película que se instala en la piel de la incertidumbre y la desesperación, explorando la compleja realidad de la inmigración ilegal y la lucha por la supervivencia en la ciudad de Los Ángeles. Dirigida con una cautela precisa por Nimród Antar, la película no ofrece soluciones fáciles ni juicios moralizantes, sino que se sumerge en las motivaciones y las consecuencias de un sistema burocrático implacable y la búsqueda individual de la esperanza. La película se construye como un entramado de historias interconectadas, cada una representando una faceta diferente del drama migratorio. La relación entre Max Brogan (Harrison Ford), un agente de inmigración aparentemente frío pero con una empatía sorprendente, y Hamid (Cliff Curtis), su compañero iraní que se debate entre su identidad y el deseo de integrarse plenamente en la sociedad americana, es el eje central de la narrativa. Ford ofrece una interpretación notable, revelando capas de vulnerabilidad bajo su exterior profesional. El actor logra transmitir el conflicto interno del personaje, la contradicción entre su deber y sus propios sentimientos. Cliff Curtis, por su parte, aporta una fuerza tranquila y un sentido de melancolía que complementa a la perfección la actuación de Ford. La trama se complica con la historia de la joven Maya (Ashley Judd), acusada injustamente de terrorismo, lo que pone de manifiesto la fragilidad de la justicia y la discriminación. La actuación de Judd es convincente, transmitiendo la angustia y la desesperación de una joven que lucha por demostrar su inocencia. Asimismo, la inclusión de Jim Sturgess como Daniel, un joven judío que utiliza la religión de sus padres para obtener un trabajo, añade una dimensión de complejidad social y religiosa a la historia. La película no idealiza la fe o la cultura, sino que la presenta como una herramienta utilizada en un contexto de desigualdad. Sin embargo, la película no está exenta de ciertas fallas. La trama, a pesar de ser interesante, a veces se siente un tanto extensa y el ritmo puede ser irregular. Algunos personajes secundarios, aunque bien interpretados, no llegan a desarrollarse completamente. A pesar de ello, la dirección de Antar es efectiva en la creación de una atmósfera de tensión y suspense, utilizando la iluminación y la banda sonora para intensificar las emociones. La película consigue crear un ambiente opresivo y claustrofóbico que refleja la situación de los personajes, atrapados en un sistema que parece no tener salida. La fotografía, en general, es excelente, capturando la belleza decadente y la dureza de Los Ángeles.

Nota: 7/10