Terror en el Estudio 666 (2022)

“Terror en el Estudio 666” es una propuesta audaz y, en última instancia, frustrantemente ambigua, que busca capitalizar la fascinación del público por la leyenda de Kurt Cobain y el sonido de Nirvana, al tiempo que ofrece una incursión en el género de terror psicológico. La premisa es intrigante: la banda Foo Fighters, liderada por Dave Grohl, se instala en una antigua mansión de Encino, un lugar cargado de una historia trágica que involucra a músicos de rock, buscando la atmósfera perfecta para grabar su décimo álbum. Sin embargo, la película, dirigida por Jack Otto, se tambalea entre la atmósfera inquietante y la narración diluida, generando un resultado que, aunque visualmente interesante, no logra alcanzar su máximo potencial.

Otto maneja con maestría la creación de una atmósfera densa y opresiva desde las primeras escenas. La mansión, con sus paredes mohosas, sus sombras alargadas y sus susurros en el viento, se convierte en un personaje por derecho propio. El diseño de producción es impecable, utilizando paletas de colores oscuros y contrastes marcados para intensificar la sensación de malestar. La banda sonora, una mezcla de rock instrumental y elementos electrónicos inquietantes, se integra a la perfección en la narrativa, intensificando los momentos de tensión y anticipación. La banda sonora contribuye significativamente a la inmersión del espectador en la historia.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Dave Grohl está particularmente convincente como un músico obsesionado con el legado de su ídolo, mostrando una vulnerabilidad y una intensidad que no siempre se ven en su música. Las demás miembros de la banda también dan un buen trabajo, aportando su propia energía y sus propias inquietudes a la dinámica del grupo. Sin embargo, algunos de los actores que interpretan a los fantasmas y a la figura central del pasado trágico de la mansión carecen de la profundidad necesaria para hacerlos realmente memorables, quedando en meros espejos de la angustia que se desenvuelve en la trama.

El guion, sin embargo, es el punto más débil de la película. La trama se desarrolla de forma lenta y, a menudo, confusa. Las revelaciones sobre el pasado de la mansión y la naturaleza de las fuerzas sobrenaturales se presentan de forma gradual, pero la película no ofrece suficiente justificación o contexto para que el espectador comprenda completamente la magnitud del horror. La película explora temas como la obsesión, la culpa y el legado del pasado, pero no profundiza en ellos lo suficiente como para generar un impacto emocional duradero. El uso de elementos de folklore, en particular la conexión con la figura de un músico suicida, se siente a veces forzado y carente de la sutileza necesaria para transmitir un mensaje significativo.

En definitiva, “Terror en el Estudio 666” es una película con momentos de gran belleza visual y atmosférica, y con una sólida interpretación de su protagonista. No obstante, su guion fragmentado y su ritmo lento impiden que alcance su potencial, dejando al espectador con una sensación de incomodidad y una vaga impresión de que se ha perdido una oportunidad para explorar con mayor profundidad los temas que plantea. Ello genera una experiencia entretenida, pero superficial.

Nota: 6/10