The Adventures of Mark Twain (1985)

“The Adventures of Mark Twain” es una película que entra en la categoría de proyectos artísticos que te dejan reflexionando mucho tiempo después de que los créditos finales hayan pasado. No es un simple entretenimiento; es una pieza de arte que combina elementos de fantasía, animación de stop-motion y una profunda reflexión sobre la vida y obra de uno de los grandes escritores de la literatura estadounidense. La película, dirigida por Bob Clark, se sumerge en el universo imaginativo creado por Mark Twain, tomando como punto de partida su humor corrosivo y sus preocupaciones sociales.

La premisa, aunque audaz, es fascinante. Mark Twain, un hombre consumido por su escepticismo hacia la humanidad, se obsesiona con la llegada del cometa Halley y planea estrellar su globo interplanetario contra él, creyendo que es el final de su vida y, por extensión, el fin del mundo. La película logra que el personaje de Twain sea convincentemente complejo: su cinismo y su frustración son palpables, y la película no lo demoniza, sino que lo presenta como un hombre con una visión particular del mundo, quizás demasiado severa. La decisión de Clark de utilizar la animación Claymation como medio narrativo es brillante. Le da a la película una estética única y evocadora, que recuerda a las obras de animación clásica, pero con un toque distintivamente americano, un guiño a la cultura popular y al espíritu de Twain. Los personajes, animados con figuras de arcilla, poseen una expresividad sorprendente y transmiten las emociones del guion con eficacia.

Las interpretaciones son sólidas, con John Neville entregando una actuación memorable como el envejecido Twain. Sin embargo, las interpretaciones de Tom Sawyer y Becky Thatcher, interpretados por pintorescos personajes de arcilla, no logran alcanzar el mismo nivel de profundidad emocional. Es probable que el guion, aunque ingenioso y lleno de referencias a la vida y obra de Twain, no les dé la oportunidad de explorar sus motivaciones con la misma intensidad. La película se beneficia enormemente de la dirección de Bob Clark, quien mantiene un equilibrio entre la fantasía y la reflexión, y se asegura de que el tono general sea ligero pero no superficial. La inclusión del portal del tiempo, donde Tom, Becky y Huck obtienen la “filosofía” de Twain a través de eventos históricos como la Guerra Civil o la fiebre del oro, es un recurso narrativo efectivo que sirve para profundizar en el contexto de la obra del escritor. El guion, aunque inteligente, podría haber profundizado aún más en las complejidades de la visión de Twain, pero se sostiene gracias a la dirección y al ambiente general.

En definitiva, “The Adventures of Mark Twain” es una película peculiar, original y profundamente respetuosa con la memoria de uno de los autores más importantes de la literatura. No es una obra maestra en el sentido tradicional, pero su enfoque singular, su estética visual y su resonancia temática la convierten en una experiencia cinematográfica memorables. Es un elogio alucinado y a la vez conmovedor a la vida y obra de Mark Twain, que no dejará indiferente al espectador. Es, sobre todo, una celebración del poder de la imaginación y del espíritu crítico.

Nota: 8/10