The Bay (2012)

“The Bay” es una película que se instala bajo la piel y no se la quita. La dirección de Drew Goddard, responsable de “Cólpico” y “Spring Breakers”, se muestra implacable, tejiendo una atmósfera de creciente terror y desasosiego que se basa menos en sustos repentinos y más en la construcción lenta, pero segura, de un horror visceral. Goddard sabe que el verdadero terror reside en lo cotidiano, en la sensación de que lo terrible puede estallar en cualquier momento, desde el supermercado hasta la playa, y lo consigue con maestría.

La película se apoya fuertemente en la narrativa fragmentada, utilizando grabaciones de teléfonos móviles y cámaras de seguridad como la principal herramienta para narrar la historia. Este recurso, aunque arriesgado, funciona sorprendentemente bien. Al principio, las llamadas a los servicios de emergencia parecen insustanciales: gritos desconcertantes, indicaciones confusas y la creciente desesperación de quienes intentan describir la situación. Sin embargo, con el paso de los minutos, estas grabaciones se van construyendo hasta formar un relato coherente, revelando la magnitud del desastre y la lucha desesperada por la supervivencia de los habitantes de la bahía de Maryland. La película no se conforma con mostrar el horror; la experiencia del horror, el miedo a lo desconocido y la sensación de impotencia ante un cataclismo inminente, son elementos centrales de la experiencia cinematográfica. Goddard sabe utilizar el sonido de manera excepcional: el zumbido constante, la gente gritando, el agua chocando contra la orilla... todos estos elementos contribuyen a la tensión palpable que impregna cada escena.

El elenco, liderado por Melissa McCarthy, está en plena forma. McCarthy ofrece una actuación contundente, interpretando a una mujer que lucha por proteger a su hija mientras su propia familia se desmorona ante sus ojos. El resto del reparto secundario, que incluye a John Goodman, Michael Shannon y Beau Bridges, también cumple con creces, aportando personajes complejos y con matices que se ven afectados por el desastre. Los actores se ven obligados a demostrar su capacidad para transmitir emociones intensas y la sensación de vulnerabilidad, un reto al que responden con intensidad y realismo. Es notable cómo la película no cae en clichés del género, ofreciendo personajes que se enfrentan a decisiones morales difíciles en situaciones extremas.

En cuanto al guion, "The Bay" se adentra en una reflexión sobre la fragilidad de nuestras infraestructuras, la dependencia de la naturaleza y las consecuencias de la negligencia. El desastre, inicialmente presentado como una misteriosa enfermedad, se revela gradualmente como una forma de justicia ambiental, una severa respuesta a la contaminación y la falta de cuidado del medio ambiente. La película no ofrece respuestas fáciles ni conclusiones definitivas, sino que plantea preguntas incómodas y nos obliga a confrontar nuestra propia relación con el planeta. La historia no es particularmente original en su premisa, pero la ejecución es lo que la eleva por encima de lo mediocre, creando un thriller psicológico que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar.

Nota: 7.5/10