The Best Two Years (2004)

“The Best Two Years” es, en esencia, una comedia romántica de construcción lenta, pero sorprendentemente efectiva, que se ambienta en el peculiar contexto de la misión mormona en Holanda. La película, dirigida por Jake Kasdan, no busca ser una epopeya religiosa, sino más bien una observación sutil y divertida sobre las presiones de la ambición, la decepción personal y, por supuesto, el amor inesperado. La película construye un ambiente muy particular, uno de esos espacios incómodos donde las expectativas y la individualidad chocan constantemente, y es ahí donde reside gran parte de su atractivo.

El guion, con la contribución de los guionistas Stephen Daldry y Peter Vincent Daldry, se basa en un planteamiento original: observar las interacciones entre cuatro hombres jóvenes, cada uno con sus propias frustraciones y aspiraciones, mientras intentan cumplir con sus deberes religiosos en un entorno cultural radicalmente diferente. La película se centra en la dinámica entre los tres mormones veteranos – Johnson, Van Pelt y Rogers – y la llegada de Calhoun, un personaje claramente construido para generar humor a través de su torpeza y su falta de dominio del idioma. Sin embargo, lejos de convertirse en un recurso cómico unidimensional, Calhoun evoluciona a lo largo de la película, mostrando vulnerabilidad y una genuina búsqueda de conexión.

Las actuaciones son sólidas en todos los niveles. Kyle MacLachlan, como Elder Johnson, aporta una calma y un liderazgo discreto que contrastan con la exuberancia de Van Pelt, interpretado por Paul Walter Hauser. Hauser brilla especialmente, capturando la desesperación de un hombre que ha perdido la fe y la esperanza en sus aspiraciones. Su personaje es, sin duda, el corazón de la película. Adam DeVine ofrece una interpretación divertida y ligeramente autocrítica como Calhoun, y su evolución a lo largo de la trama es convincente. La química entre los cuatro actores es palpable, lo que contribuye a la autenticidad de la dinámica grupal. Además, la ambientación holandesa es magníficamente representada; Haarlem se siente como un lugar real, con sus calles empedradas, sus cafés acogedores y sus contrastes culturales evidentes.

Si bien la película se beneficia de una dirección ágil y un ritmo pausado, permitiendo que las relaciones se desarrollen de forma orgánica, algunos diálogos pueden resultar un poco torpes y el humor a veces depende demasiado de la frustración y las incomunicaciones. A pesar de ello, “The Best Two Years” es una comedia inteligente que ofrece más que un simple entretenimiento superficial. Explora temas de fe, propósito y el choque entre la tradición y la individualidad con un toque de dulzura y optimismo. Es una película que invita a la reflexión y que, de alguna manera, celebra la belleza de las conexiones inesperadas.

Nota: 7.5/10