The Boss Is the Doorman (1985)

“El Jefe es el Portero” es una propuesta cinematográfica interesante, aunque no del todo pulida, que se aferra a la tensión y al suspense para ofrecer una narrativa que, a veces, se siente un tanto desordenada. La película, dirigida por el experimentado Ahmed Khaled Tolledo, se entrega a una trama que, si bien comienza prometedora con la situación inicial de Abu al-Ma’ati (interpretado de manera magistral por Hussein ElSherbiny), pierde algo de fuerza en su desarrollo. El Sherbiny, como siempre, es un actor consumado, capaz de transmitir la desesperación, la vulnerabilidad y el creciente coraje del personaje con una sutileza admirable. Su interpretación es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película y la razón principal por la que vale la pena invertir tiempo en ella.

La película se adentra en un mundo criminal vibrante y oscuro de La Meca, una ciudad que, con su rica historia y complejidad social, ofrece un telón de fondo visualmente impactante. Tolledo consigue capturar la atmósfera opresiva y la moralidad ambigua de este entorno, pero a veces se deja llevar por la necesidad de mostrar, en lugar de sugerir, lo que podría haber sido más efectivo con una dirección más sutil. La trama, centrada en el tráfico de drogas y la prostitución, no es una novedad, pero la película se esfuerza por darle un giro inusual al introducir la política y las elecciones, lo que añade una capa de intriga que, en ocasiones, resulta confusa y poco trabajada. La relación entre el jefe criminal y la bailarina Safia ElEmary es un elemento interesante, aunque no tan profundo como podría ser; se siente más como un recurso narrativo que como una conexión emocional genuina.

La fotografía, a cargo de Hany Shaker, es sobresaliente. Los planos son bien construidos, con una atención meticulosa al detalle que refleja el mundo en el que se mueve la película. El uso de la luz y la sombra crea una atmósfera inquietante y sugiere la corrupción que impregna la trama. Sin embargo, el guion, escrito por Tolledo y Karim El-Dawati, necesita una revisión más rigurosa. Algunos diálogos son forzados y la resolución final, aunque emocionante, carece de la profundidad que la hubiera hecho realmente satisfactoria. La incorporación de Adel Adham como la enigmática Aliya, una ex-policía que ayuda a al-Ma’ati, aporta un contrapunto interesante y un elemento de acción que alivia la tensión, pero su personaje, aunque bien interpretado, se siente algo derivativo.

En definitiva, “El Jefe es el Portero” es una película que, a pesar de sus fallos, ofrece entretenimiento y destaca por la actuación de Hussein ElSherbiny. Es una película que invita a la reflexión sobre la corrupción, el poder y las decisiones que nos enfrentamos en la vida. No es una obra maestra, pero sí un esfuerzo cinematográfico digno de ser visto por los amantes del thriller político y el suspense.

Nota: 6/10