“The Boy” es una película que, a primera vista, se presenta como una propuesta de terror psicológico con un giro sorprendentemente inquietante. Sin embargo, tras la pantalla, se revela una experiencia cinematográfica ambivalente que, aunque efectiva en ciertos momentos, termina resultando más tediosa que aterradora. La premisa, una joven estadounidense que se convierte en niñera de un muñeco de cera realista, es intrínsecamente atractiva y genera desde el principio una atmósfera de incomodidad palpable. La película se aferra a esta tensión inicial de manera bastante lúcida, explorando sutilmente la soledad, el aislamiento y las consecuencias de la desobediencia.
La dirección de режиссера Clare Kilner se distingue por su meticulosidad visual y su uso del espacio para generar claustrofobia. La mansión donde transcurre gran parte de la acción se convierte en un personaje en sí mismo, un lugar frío, opulento y sin vida que amplifica la sensación de opresión. El diseño de producción es impecable, con un enfoque particular en la iluminación, que juega un papel crucial en la creación de la atmósfera. Sin embargo, a veces la dirección tiende a la exageración, sobrecargando la película con detalles visuales que, en lugar de intensificar la tensión, la hacen percibirse como artificial y, en ocasiones, incluso pesada.
El reparto, liderado por el talentoso James Norton, se entrega con convicción a sus respectivos roles. Norton ofrece una actuación sutil y cautivadora como Thomas, el muñeco de cera con un aire inquietante y una complejidad emocional sorprendente. Su interpretación es, sin duda, el punto fuerte de la película. Florence Pugh, aunque con un papel limitado, aporta una presencia imponente, interpretando a Greta con una vulnerabilidad palpable que le confiere credibilidad a su personaje. La química entre Norton y Pugh es notable, creando una dinámica interesante que sostiene la narrativa en los momentos más tensos.
El guion, sin embargo, es donde la película sufre más. Si bien la idea central es original y prometedora, la ejecución resulta irregular. La historia avanza a un ritmo lento y, a menudo, carente de propósito. Las reglas impuestas a Greta, supuestamente para proteger el muñeco, se presentan de forma abrupta y no siempre se justifican, lo que genera confusión en el espectador. Además, el desarrollo de la paranoia de Greta se siente forzado, y las revelaciones finales, aunque diseñadas para causar sorpresa, resultan anticlimáticas y poco convincentes. La película se esfuerza por generar misterio, pero a menudo se deja entrever demasiado pronto, frustrando la experiencia de suspenso. El final, especialmente, es particularmente débil, dejando demasiadas preguntas sin respuesta y una sensación general de insatisfacción.
A pesar de sus deficiencias, “The Boy” ofrece momentos de genuino terror psicológico, principalmente gracias al diseño visual y la actuación de Norton. Sin embargo, su guion inconsistente y su ritmo lento la convierten en una experiencia cinematográfica decepcionante que, más que aterrorizar, induce a la frustración.
Nota: 5/10