The Cabin House (2019)

“The Cabin House” no es una película que te asuste por sustos baratos o gore excesivo, sino que se construye una atmósfera de paranoia y claustrofobia que te carcome desde los primeros minutos. Jeremy Rudd, quien también co-escribe el guion, entrega una actuación magistral como Mark, el protagonista, un joven atormentado por su pasado que lleva a su grupo de amigos a esta cabaña aparentemente idílica. Su interpretación es sutil pero contundente, transmitiendo la creciente desesperación y la duda constante de que algo terrible está ocurriendo. El resto del reparto, compuesto por jóvenes actores prometedores, se sostiene con una credibilidad que añade peso a la situación. No obstante, el guion, si bien efectivo en su lentísimo ritmo, podría haberse beneficiado de un desarrollo más profundo de los personajes secundarios. Sus motivaciones a veces se sienten superficiales, y la trama, aunque intrigante, se construye sobre la repetición de ciertos tropos del terror psicológico, lo que a veces se siente predecible.

La dirección de Rob Savage es particularmente notable. El uso de la iluminación es excepcional, empleando sombras y contrastes para intensificar la sensación de oscuridad y desasosiego. El sonido, con sus silencios inquietantes y la utilización de la banda sonora de forma ingeniosa, es un elemento clave para generar tensión. No se apela a los efectos especiales grandilocuentes; la película se basa en la sugerencia, en lo que no se ve, en lo que se escucha. La claustrofóbica ambientación de la cabaña, un espacio reducido que se convierte en un laberinto de miedo, es un elemento central de la película y se aprovecha al máximo. Sin embargo, la película se pierde en ocasiones en su propia ambición de ser inteligente. Algunas decisiones narrativas, como la manipulación del tiempo, resultan confusas y, en última instancia, diluyen la experiencia. El ritmo pausado, que contribuye a la tensión, también podría resultar tedioso para algunos espectadores.

La película explora temas de culpa, trauma y la fragilidad de la psique humana de una manera perturbadora. La idea de que la cabaña actúa como un conducto para el pasado de Mark es interesante y se desarrolla con cierta coherencia. No obstante, la forma en que se materializa ese pasado y cómo interactúa con los personajes principales es donde la película tiene sus mayores fallos. La tensión, creada de forma meticulosa, se ve a veces amenazada por la falta de justificación lógica de algunos de sus eventos. “The Cabin House” no ofrece respuestas fáciles; de hecho, se resiste a dar ninguna, dejando al espectador con más preguntas que soluciones. Es un ejercicio de suspense psicológico que, a pesar de sus irregularidades, merece la pena ver por su atmósfera opresiva y su potente actuación de Jeremy Rudd. La película logra, en definitiva, un terror sutil y memorable.

Nota: 6/10