The Civil Dead (2023)

“The Civil Dead” es una película que se instala en la mente como una mosca persistente, una inquietante combinación de terror psicológico, lonjue y una sutil pero palpable melancolía. No es una experiencia para los amantes de los sustos baratos o la sangre a raudales; se trata de una atmósfera opresiva, de una sensación constante de malestar y de una reflexión sobre la fragilidad de la realidad.

La dirección de Ben Duncan es, sin duda, lo más destacado de la película. Logra crear un ambiente de aislamiento palpable, utilizando la fotografía de Matt Sperbeck para intensificar la sensación de claustrofobia y desconexión. Las locaciones, que parecen sacadas de una pequeña ciudad olvidada por Dios, contribuyen enormemente a la atmósfera perturbadora. Duncan no se anda con rodeos en cuanto a construir el suspense; la película se construye lentamente, a través de detalles inquietantes, miradas furtivas y diálogos insinuantes. Este ritmo, deliberadamente pausado, puede que frustre a algunos espectadores, pero a este crítico le pareció que era fundamental para desarrollar la intensidad del terror psicológico.

Las actuaciones son sólidas y convincentes. Ray Wise como Buddy Diaz aporta una presencia imponente, un veterano curtido en mil batallas que se convierte en el contrapunto racional a la creciente locura de Clay. Robert Young como Clay Tatum ofrece una interpretación especialmente escalofriante. Su personaje, un hombre retraído y atormentado por su pasado, es tremendamente relatable, aunque su descenso a la histeria es, a veces, excesivo. Sin embargo, Young transmite con maestría la vulnerabilidad y el terror de un hombre que lucha por mantener la cordura frente a lo inexplicable.

El guion, coescrito por Duncan y la propia Young, es inteligente y está lleno de pequeños detalles que, en retrospectiva, adquieren una importancia significativa. Las referencias al pasado de los personajes y a eventos inquietantes que se insinuan a lo largo de la película crean una red de conexiones que amplifican el efecto de sorpresa al ser reveladas. Si bien la trama no es particularmente original, la forma en que se desarrolla y se presenta es lo que realmente la distingue. La película no ofrece explicaciones fáciles; en su lugar, nos deja con preguntas y con la inquietante sensación de que algunas cosas son mejores dejadas sin responder.

En definitiva, “The Civil Dead” es una película que, a pesar de sus defectos, merece la pena ver. Es un ejercicio de terror psicológico que pondrá a prueba su paciencia y su capacidad para soportar la ambigüedad. No es un ‘gorefest’, sino una exploración sombría de la mente humana, la soledad y el poder destructivo del pasado. Una cinta que se queda contigo mucho después de que los créditos finales han comenzado a rodar.

Nota: 7/10