The Colony (2021)

“The Colony” se presenta como una propuesta ambiciosa, un thriller de ciencia ficción que intenta explorar las profundidades del dilema moral y las consecuencias de un sacrificio colosal. Sin embargo, a pesar de sus interesantes premisas y la atmósfera de claustrofobia que consigue generar, la película se ve lastrada por un guion desigual y un ritmo que, en ocasiones, se atasca en un punto muerto.

La historia, centrada en la astronauta Elara Reynolds (interpretada por Naomi Watts), nos sitúa en el futuro cercano, donde la humanidad, acuciada por una crisis ecológica, ha establecido una colonia espacial en Kepler. Elara recibe la devastadora noticia de que la biosfera de Kepler, crucial para la supervivencia de los colonos, está en peligro inminente debido a una singularidad genética. La única solución, aunque extremadamente dolorosa, es la eutanasia programada de la población. Elara, como líder de la misión, debe tomar la decisión final y, por tanto, decidir quién vive y quién muere. La premisa, en sí misma, es fascinante y ofrece un terreno fértil para el drama psicológico, pero el guion no siempre consigue explotar al máximo su potencial. A veces, la narración se siente predecible y recurre a clichés del género. Aunque se intenta construir una tensión constante a través de la incertidumbre y el suspense, estos momentos se diluyen en largas secuencias de diálogo que no aportan demasiado a la historia.

Naomi Watts ofrece una actuación convincente como Elara Reynolds, transmitiendo con maestría el peso de la responsabilidad y el tormento interior de un personaje que se enfrenta a un dilema existencial de proporciones épicas. Su interpretación es emotiva y creíble, y logra captar la atención del espectador. Sin embargo, la película no le brinda oportunidades suficientes para explorar la complejidad psicológica de Elara. Los secundarios, en general, no logran destacar; la mayoría de los personajes son meros arquetipos que sirven para avanzar la trama. La dirección de Thomas James, aunque competente, no llega a ser particularmente innovadora, y se enfoca principalmente en recrear la atmósfera opresiva de la colonia Kepler, utilizando con éxito la iluminación y el diseño de producción para transmitir la sensación de encierro y aislamiento.

Visualmente, “The Colony” es una película atractiva. La producción ejecutada se esfuerza por crear un mundo futurista creíble, con interiores claustrofóbicos y vistas impresionantes del espacio exterior. La banda sonora, compuesta por Bear McCreary, contribuye a la atmósfera inquietante y melancólica de la película. No obstante, la película se pierde a veces en la contemplación de imágenes sin un propósito claro, desviándose del ritmo que podría haber sido más dinámico. Se podría haber profundizado en las implicaciones morales del dilema planteado, y en las consecuencias psicológicas del sacrificio, ofreciendo así una experiencia más rica y reflexiva. En definitiva, "The Colony" es una película de ciencia ficción interesante pero no deslumbrante, con potencial para ser mucho más si hubiera mejorado su guion y dado más desarrollo a sus personajes.

Nota: 6/10