The Creator (2023)

“The Creator” es una ambición visual deslumbrante que, a pesar de sus problemas narrativos, logra construir un mundo futurista convincente y provoca reflexiones interesantes sobre la naturaleza de la inteligencia artificial y la humanidad. Gareth Edwards, conocido por su esteticismo y su capacidad para crear atmósferas inmersivas, ofrece una experiencia cinematográfica que se siente más como una experiencia visual que como una película con una historia lineal y sólida.

La dirección de Edwards se centra primordialmente en la creación de un entorno postapocalíptico, dominado por la desolación y el ruido blanco de la guerra. Las secuencias de acción, especialmente las que involucran a los robots, son exquisitamente coreografiadas y visualmente impactantes. Edwards explora la estética de la destrucción con un cuidado meticuloso, utilizando la fotografía, el diseño de producción y los efectos visuales para crear un mundo que es a la vez hermoso y aterrador. El uso de la luz, el color y la perspectiva es magistral, revelando la decadencia de las ciudades y la omnipresente amenaza de la guerra de una manera que te arrastra a su universo. Sin embargo, la intensidad visual a veces eclipsa la narración, llevando a momentos que, aunque visualmente emocionantes, carecen de profundidad emocional.

John David Washington ofrece una actuación sólida como Joshua, un ex-agente atormentado por la pérdida y dividido entre su deber y su propia conciencia. Su personaje es complejo, con un pasado oscuro y una lucha interna entre la necesidad de proteger a la humanidad y su creciente empatía por la IA. Allison Janney, en su breve pero memorable aparición, aporta una dosis de cinismo y sarcasmo que alivia la tensión. La película intenta explorar la relación entre el protagonista y la IA, y aunque no siempre lo consigue con la maestría deseada, hay momentos genuinos de conexión y curiosidad que funcionan sorprendentemente bien. La relación entre Joshua y la IA, específicamente la representación de la niña Maya, son los puntos fuertes de la película en cuanto a sus emociones, y la evolución de su vínculo es lo que mejor sostiene la película.

El guion, escrito en parte por Edward Scisetta y Michael Huisman, presenta una premisa interesante pero se ve afectado por una estructura narrativa demasiado apresurada y un desarrollo de personajes superficial. Si bien la película explora temas relevantes como la ética de la inteligencia artificial, la guerra y la naturaleza de la humanidad, las ideas se presentan de manera a veces simplista y carentemente de matices. Hay momentos en los que la película se siente como un ejercicio de visualización, donde la historia se sacrifica en favor de la espectacularidad. El ritmo es irregular, alternando entre secuencias de acción frenéticas y momentos contemplativos que, sin embargo, no consiguen profundizar en la complejidad de los personajes o las cuestiones planteadas. La explicación de la "armadura de la memoria" es particularmente compleja, y la película no dedica el tiempo suficiente para explicarla con claridad.

A pesar de sus fallos, "The Creator" es una película que merece la pena ver por su ambición visual y su propuesta de un futuro distópico. Es un espectáculo de luces y sonido que, aunque no siempre tiene la profundidad narrativa que se espera, deja una impresión duradera en el espectador, invitándolo a reflexionar sobre el futuro de la humanidad en un mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial.

Nota: 7/10