“The Cursed” (La Maldición) se presenta como un intento ambicioso de tejer una historia de terror folk, un género que ha ganado popularidad en los últimos años. Si bien la película logra ciertos efectos visuales inquietantes y evoca una atmósfera de inquietud constante, la ejecución general es desigual, dejando la impresión de un potencial inexplorado. El director, James Watkins, se centra en la construcción de una sensación de incomodidad, pero a menudo a expensas de la coherencia narrativa y el desarrollo de sus personajes.
La película se basa en una premisa intrigante: la venganza de una maldición ancestral tras una atrocidad pasada. El asesinato del clan romaní por parte de Seamus Laurent, interpretado con una intensidad sombría por Michael Smiley, marca el punto de partida de una serie de eventos horribles. Sin embargo, el guion, aunque iniciales, se vuelve progresivamente confuso, introduciendo elementos sobrenaturales que parecen surgir de la nada y sin una explicación lógica convincente. El giro final, supuestamente impactante, resulta decepcionante y, en mi opinión, forzado. Se intenta crear tensión a través de la incertidumbre, pero la película se obstina en no proporcionar suficientes pistas para guiar al espectador hacia la resolución.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Michael Smiley, como siempre, ofrece una interpretación memorable de un villano carismático y perturbador. Su Seamus es un hombre consumido por la culpa y el resentimiento, y su presencia en pantalla es constante y amenazante. El joven protagonista, Edward, interpretado por Joseph Cross, transmite una vulnerabilidad que conecta con la audiencia. No obstante, el resto del elenco, en su mayoría actores locales, se ve superado por la carga de la trama y carece de profundidad, quedando relegados a ser meros personajes de soporte.
La dirección de Watkins se centra en la ambientación, logrando recrear con éxito la atmósfera rural y aislada del siglo XIX. Los bosques oscuros y brumosos, la arquitectura decadente del pueblo y la iluminación sombría contribuyen a crear una sensación de opresión y aislamiento. Los efectos especiales, aunque no son particularmente innovadores, son efectivos en el contexto de la película, y se emplean para generar imágenes impactantes, principalmente en las escenas de horror más directas. La banda sonora, aunque sutil en algunos momentos, logra intensificar la sensación de terror con sus melodías disonantes y sus sonidos ambientales inquietantes.
En resumen, “The Cursed” es una película de terror folk que logra crear un ambiente de inquietud y terror, pero que peca por la falta de coherencia en su guion y su dirección. Si bien algunas escenas son genuinamente escalofriantes, la historia no está del todo lograda y deja una sensación de insatisfacción. Es una película que merece ser vista por sus elementos visuales y su atmósfera, pero no esperen una narrativa compleja o un final satisfactorio.
Nota: 6/10