The D Train (2015)

“The D Train” de Reginald Sonnier, es un thriller adolescente de bajo presupuesto que, sorprendentemente, logra generar tensión y una atmósfera inquietante. La vigésima reunión de Dan con sus antiguos compañeros de instituto no es simplemente un reencuentro nostálgico; es una lucha desesperada por escapar de un pasado que lo persigue. La película se basa en el deseo del protagonista de redefinir su identidad, mostrando que a veces las inseguridades más profundas son las que más nos limitan. La película, en su esencia, explora la complejidad de la adolescencia, la necesidad de ser aceptado y el peso de la culpa.

Reginald Sonnier demuestra ser un director con un control preciso de la narrativa. La película se desarrolla principalmente en un espacio cerrado – una casa de campo aislada – y este elemento claustrofóbico contribuye significativamente a la sensación de opresión. La iluminación es deliberadamente sombría, utilizando sombras y contrastes para intensificar el drama y la incertidumbre. La cámara a menudo se mueve de forma deliberadamente lenta, construyendo la tensión de manera progresiva, y el uso de primeros planos nos permite conectar íntimamente con las emociones de los personajes. Sonnier no busca efectos especiales grandilocuentes; su maestría radica en la creación de un ambiente sombrío y perturbador a través de la cinematografía y la dirección de actores. Aunque el presupuesto es limitado, la tensión es palpable en cada fotograma.

La actuación de Josh Hutcherson como Dan es, sin duda, el punto fuerte de la película. Hutcherson logra transmitir la vulnerabilidad y la desesperación del personaje de forma convincente. No se trata de una actuación grandilocuente, sino de una interpretación sutil y llena de matices, que nos permite entender las contradicciones internas del personaje. La química entre Hutcherson y, en menor medida, la actriz que interpreta al chico popular (John Lombardi), es fundamental para el desarrollo de la trama. La relación entre ambos se construye gradualmente, añadiendo una capa de ambigüedad y peligro a la historia. Lombardi entrega una actuación discreta, pero efectiva, que complementa perfectamente la complejidad de su personaje.

El guion, aunque sencillo en su estructura general, es sorprendentemente efectivo en la construcción del suspense. La trama se desarrolla con un ritmo pausado, permitiendo que la tensión se acumule lentamente. Sin embargo, la película tiene algunas fallas. El final, aunque impactante, puede resultar un poco abrupto para algunos espectadores, y algunas subtramas parecen un poco forzadas. No obstante, la película compensa estas imperfecciones con su atmósfera inquietante y su capacidad para generar suspenso. La película no intenta ser un thriller convencionales, sino más bien un estudio psicológico de un joven atormentado por su pasado.

Nota: 7/10