The Dark And Snowy Knight (2018)

“The Dark And Snowy Knight” no es simplemente otra entrega en el siempre competitivo universo de las películas de superhéroes; es una declaración, un intento deliberado de inyectar una dosis extra de oscuridad y ambigüedad en un género que a menudo se define por su brillo y sus convenciones. La película, que aprovecha la yuxtaposición de la Nochebuena y el Black Friday, no solo ofrece una trama de persecución frenética, sino que se sumerge en la desolación emocional que subyace a la superficialidad del consumismo, un tema sorprendentemente poderoso en el contexto de la desaparición de regalos infantiles.

La dirección de Ethan Blackwood es, en general, competente, aunque a veces se ve sobre-reliantemente en la estética visual. Los paisajes nevados de Gotham, ya de por sí sombríos, se enfatizan con una paleta de colores apagados, contribuyendo a la atmósfera opresiva. Sin embargo, a veces la cinematografía parece buscar más la estética que el servicio a la narrativa. Hay momentos donde la sobreexposición del color se siente innecesaria y diluye el impacto emocional que se pretende crear. Blackwood logra, sin embargo, un buen ritmo en las secuencias de acción, logrando un equilibrio entre el peligro palpable y la violencia estilizada, aunque la exageración puntual en algunas coreografías podría haber sido evitada.

El corazón de la película reside, sin duda, en las actuaciones. Benicio Del Toro, como Batman, ofrece una interpretación particularmente introspectiva. El atormentado Caballero Negro no es el héroe icónico y resolutivo de los cómics. En cambio, se muestra vulnerable, consumido por la duda y la culpa. El peso del pasado y el fracaso de proteger a los inocentes lo definen, y Del Toro lo transmite con una sutil pero efectiva convicción. La antagonización de Joelle Levesque, interpretada por Astrid Moreau, añade una capa de complejidad al villano. Moreau logra materializar al “Joker” no como un simple loco, sino como una figura que, a su manera retorcida, busca la redención a través de la destrucción. Su relación con Batman, que se teje a lo largo de la trama, es compleja y llena de matices, y Moreau aporta una notable interpretación al personaje.

El guion, sin embargo, presenta algunas inconsistencias. La trama principal, aunque intrigante, se complica excesivamente con personajes secundarios que, en última instancia, no contribuyen significativamente a la historia. Además, la justificación para el despliegue de tanta violencia es a veces poco convincente, especialmente considerando el tema central de la vulnerabilidad infantil. La exploración de la moralidad, aunque presente, se siente superficial en ciertos momentos. Se busca la ambigüedad, pero a veces la ambigüedad se convierte en falta de claridad. La película podría haber beneficiado de un enfoque más concentrado, priorizando la profundización en las relaciones entre los personajes principales y la exploración de las motivaciones de los antagonistas.

Nota: 7/10