The Dark Backward (1991)

“The Dark Backward” es una película que, de entrada, parece un experimento visual y conceptual más que una narrativa cinematográfica convencional. Dirigida por Phil Tippett, responsable de diseñar robóticos icónicos como R2-D2 y C-3PO en las películas de Star Wars, esta obra de 1985 nos arroja directamente a un mundo distópico y desolador, un paisaje urbano cubierto de polvo y lamentos, poblado por personajes desesperados y marginales. La estética visualmente impactante, con una paleta de colores apagados, una cinematografía sombría y una edición frenética, es, sin duda, el punto fuerte de la película, y establece de inmediato una atmósfera opresiva y perturbadora. Tippett no rehúye de la incomodidad; la cámara se mueve constantemente, buscando ángulos extraños y documentando la miseria y el abandono con una crudeza que puede resultar desconcertante para el espectador.

La historia, que gira en torno a un recogedor de basura llamado “Cabby” y su amigo “Leo”, es deliberadamente enigmática y carente de una estructura narrativa clara. El guion, escrito por Tippett y Bob Holmes, se centra más en la creación de imágenes y sensaciones que en el desarrollo de personajes o tramas. Aunque la premisa de un humorista con un brazo adicional es intrigante, la película no profundiza en las motivaciones de los personajes ni en las consecuencias de su peculiar situación. La falta de diálogo y la economía del lenguaje, lejos de ser una virtud, a veces se traduce en una sensación de desconexión. No se ofrece al espectador la oportunidad de empatizar plenamente con Cabby, lo que dificulta la conexión emocional con la historia.

Las actuaciones son modestas, pero cumplen su función dentro del tono general de la película. David Ogden Stamey, como Cabby, ofrece una interpretación apagada y melancólica, captando la desesperación y la mediocridad del personaje. John Heard, como Leo, se caracteriza por su exceso de confianza y su actitud maníaca, aunque su caracterización a veces resulta exagerada. Sin embargo, la verdadera fuerza del filme reside en su atmósfera y en la capacidad de Tippett para generar imágenes inolvidables, como la escena en la que el brazo de Leo crece y se convierte en un objeto grotesco y surrealista. Estas secuencias, visualmente impactantes, se convierten en momentos clave de la película, recordados por su originalidad y su inquietante belleza.

“The Dark Backward” no es una película para todos los gustos. Es una obra experimental que desafía las convenciones del cine comercial. Su ritmo pausado, su trama abstracta y su estilo visual inusual pueden resultar frustrantes para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica convencional. Sin embargo, para aquellos que aprecien el cine experimental y la vanguardia, esta película ofrece una experiencia única y provocadora. Es un ejercicio de estilo, una reflexión sobre la soledad, la desesperación y la búsqueda de la fama, y un testimonio del talento de Phil Tippett como director y diseñador de producción. No es fácil de digerir, pero su impacto visual y conceptual perdura mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 6/10