The Descent (2005)

“The Descent” (2005) no es simplemente una película de terror, es una experiencia visceral y claustrofóbica que te arrastra a las entrañas de la Tierra y te obliga a cuestionar los límites de la supervivencia y la amistad. Joe Cornish, director de “Hot Fuzz”, nos entrega una cinta que, a pesar de sus elementos de gore, se centra en la tensión psicológica y la sensación de desesperación que surge al enfrentarse a la oscuridad y a la amenaza de lo desconocido.

La película se centra en un grupo de mujeres que se embarcan en una expedición espeleológica, pero lo que inicialmente parece una aventura desafiante rápidamente se convierte en una pesadilla. La dirección de Cornish es magistral en la creación de una atmósfera de opresión constante. El uso de la luz, la oscuridad y los sonidos, especialmente el constante goteo del agua y los ecos amplificados en los túneles, son elementos clave para generar una sensación de inquietud y paranoia. La película utiliza el espacio de manera inteligente, transformando los túneles en laberintos psicológicos que reflejan el estado mental deteriorado de las protagonistas. No se trata solo de monstruos, sino de la pérdida, el trauma y la fragilidad de la psique humana.

Las actuaciones son sobresalientes. Shauna Macdonald como Juno transmite una dureza y una determinación casi obsesivas, lo que la convierte en una figura compleja y, a veces, perturbadora. Jo Cornish como Rebecca lucha por mantener la calma y el liderazgo, pero la sombra de su pasado la atormenta. Kirsty Bell como Beth, la profesora de inglés, aporta un alivio cómico, pero también su vulnerabilidad es palpable. El personaje de Sarah, interpretado por Natalie Gavin, se encuentra en una crisis profunda y su angustia es el núcleo emocional de la película. El reparto logra crear una dinámica de grupo realista, con sus tensiones, secretos y momentos de genuina solidaridad, que se desmoronan bajo la presión de la amenaza.

El guion de Cornish y Alan Rust, basado en un relato corto de Neil Marshall, es notablemente inteligente. No se dedica a los jumpscares baratos, sino que construye lentamente la tensión, jugando con las expectativas del espectador y sembrando la duda sobre la veracidad de lo que está viendo. La amenaza, aunque visualmente impactante, se presenta como una manifestación de los miedos y las inseguridades de las protagonistas, vinculada a su pasado. La idea de que los depredadores podrían ser resultado de un experimento militar fallido añade una capa de inquietud y un trasfondo oscuro que se complementa perfectamente con la historia personal de cada mujer. El ritmo es pausado, permitiendo que la atmósfera opresiva y el miedo se acumulen hasta alcanzar un punto culminante aterrador. La película explora de manera poderosa la idea de que la verdadera oscuridad reside dentro de nosotros mismos.

Nota: 8.5/10