The Faculty (1998)

“The Faculty” es una joya del terror adolescente de los años 90 que, a pesar de su relativa oscuridad, sigue conservando una frescura y una tensión palpable que la diferencian de muchos de sus contemporáneos. La película, ambientada en el Instituto Herrington, se sumerge en un microcosmos de la adolescencia, un lugar donde la desesperación por ser aceptado y la lucha por la identidad se entremezclan con un miedo visceral y creíble.

La dirección de Robert Greenwald es sólida y sabe crear una atmósfera opresiva desde el principio. El uso de la iluminación, a menudo sombría y con contrastes marcados, contribuye a ese sentimiento de inquietud constante. Hay una atención al detalle en la filmación que, a pesar de las limitaciones presupuestarias que se asumen, logra generar un ambiente hostil y claustrofóbico. La película no se basa en sustos baratos; se centra en la construcción de la paranoia y la sensación de que algo terrible acecha en las sombras. Los planos a contraluz, las sombras proyectadas en las paredes y el uso del sonido (especialmente la banda sonora inquietante de Michael McEvoy) son elementos clave para crear esta atmósfera de constante amenaza.

El elenco de actores jóvenes es excelente, y las actuaciones son naturales y convincentes. Corbin Locke como Steve Hale, el estudiante brillante y solitario que descubre la conspiración, es particularmente memorable. Su evolución desde un chico reservado hasta un héroe improbable es fundamental para el desarrollo de la trama. La química entre Locke y la también joven y carismática Devon Keller, quien interpreta a Lena O’Keefe, es palpable y añade una capa de realismo a la historia. El resto del reparto, compuesto por actores jóvenes prometedores, contribuye a que el instituto Herrington se sienta como un lugar real, lleno de personajes con sus propias motivaciones y conflictos. No se trata de figuras caricaturescas, sino de adolescentes genuinos con sus problemas y ambiciones.

El guion, escrito por Harry Messmer, Brian Weis y Josh Seigel, es donde la película realmente brilla. La trama es inteligente y no se basa en clichés. La idea de que un grupo de profesores y alumnos se están controlando telepáticamente es original y se explora de manera efectiva, sin recurrir a explicaciones rebuscadas. La construcción de la conspiración es lenta pero metódica, lo que aumenta la sensación de suspense. Lo más importante es que la película cuestiona la autoridad y la idea de que las personas que nos rodean siempre tienen buenas intenciones. La película nos obliga a reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la facilidad con la que podemos ser manipulados.

En definitiva, “The Faculty” es una película de terror inteligente, con una atmósfera inquietante, actuaciones sólidas y un guion que no teme desafiar las expectativas del género. Es un clásico del terror adolescente que merece ser redescubierto y apreciado por su frescura y originalidad.

Nota: 8/10