The Falcons (2018)

“The Falcons” es una película que, a primera vista, parece un relato sencillo sobre la inocencia y la competición deportiva juvenil. Sin embargo, bajo esa aparente simplicidad, se esconde una historia con un trasfondo emocional y narrativo considerablemente más complejo, que a pesar de sus momentos de brillantez, carece de la pulcritud necesaria para alcanzar un impacto verdaderamente profundo. La película, dirigida por Peter Stormare, explora la dinámica familiar y el impacto de eventos traumáticos en el desarrollo de un niño, a través del prisma competitivo del fútbol.

La película se centra en Jón, interpretado por un convincente Aron Halldórsson, quien nos ofrece una actuación honesta y sensible. Su evolución, tanto física como emocional, es el núcleo del drama. La dirección de Stormare consigue, en gran medida, transmitir la vulnerabilidad y la confusión que experimenta el personaje. Sin embargo, el guion, aunque plantea temas interesantes, a veces se siente un poco forzado, con algunos diálogos que parecen expositivos y poco naturales, buscando directamente comunicar emociones en lugar de dejarlas surgir de las acciones y la interacción entre los personajes. El ritmo narrativo también podría ser más trabajado, ya que a veces se siente un poco estirado, con pasajes que podrían haber sido condensados sin perder su impacto.

La isla, un lugar aislado y sombrío, juega un papel fundamental en la atmósfera de la película. Su belleza salvaje y su proximidad a un pasado turbulento contribuyen a crear un ambiente claustrofóbico que refleja el estado emocional de los personajes. La fotografía, con su paleta de colores apagados y sus planos largos, es efectiva para comunicar la tristeza y el aislamiento. El diseño de producción es excelente, y la sensación de una comunidad donde las heridas emocionales no se curan fácilmente es palpable. La banda sonora, minimalista pero presente, refuerza la atmósfera melancólica y, a veces, opresiva de la isla.

Las actuaciones del resto del elenco son sólidas, aunque ninguna destaca realmente. La madre de Jón, interpretada por Elín Sigmundsdóttir, ofrece una representación conmovedora de una mujer marcada por el dolor, pero su personaje podría haber tenido una mayor profundidad. El padre, interpretado por Björn Hlynur Haraldsson, se siente como un personaje plano y poco desarrollado, cuyo papel como figura paterna no se explora con suficiente detalle. La película, en última instancia, se centra casi exclusivamente en la perspectiva de Jón, lo que limita la posibilidad de construir una narrativa más amplia y compleja.

A pesar de sus fallos, “The Falcons” es una película con potencial. La dirección y la fotografía son sólidas, y la interpretación de Aron Halldórsson es memorable. Sin embargo, la historia, si bien trata temas importantes, no está tan bien escrita como podría estar, y la ejecución no alcanza la perfección. Es una película que, sin duda, vale la pena ver por su atmósfera y su retrato de la fragilidad infantil, pero que no deja una impresión duradera.

Nota: 6/10