“The Gigolo 2” no es un clásico revisitar, pero tampoco es un fracaso absoluto. Esta nueva entrega del director Ringo Lam intenta capitalizar el éxito de la primera película, regresando a los escenarios de la vida nocturna de Hong Kong y, aunque mantiene la estética visualmente atractiva y la atmósfera particular de la ciudad, le falta la chispa que impulsó la película original. La trama, basada en la situación de una mujer obligada a la prostitución que busca la ayuda de un gigolo carismático, se siente algo predecible y carente de profundidad.
La dirección de Lam es competente, sin duda, y consigue recrear esa vibrante y a veces desordenada energía de Hong Kong. La fotografía es excelente, con planos que capturan la luz y la atmósfera de los clubes nocturnos y los callejones empedrados. Hay un notable uso de la cámara y la composición que contribuye a la inmersión visual, incluso si la historia que se cuenta no es la más original. Sin embargo, la película se conforma con mostrar, en lugar de explorar verdaderamente las motivaciones y consecuencias de las acciones de sus personajes.
Connie Man, como Fung, ofrece una interpretación sólida. Su carisma y magnetismo compensan, en cierta medida, la superficialidad del personaje. Dominic Ho, en el papel de un cliente particularmente desagradable, aporta un contrapunto interesante y demuestra cierta sutileza en su actuación. Winnie Leung, como Monica, tiene un papel más limitado pero logra transmitir la vulnerabilidad y la desesperación de su personaje. No obstante, el guion no les brinda la oportunidad de desarrollar su arco narrativo de manera significativa.
La relación central entre Fung y Monica se construye a marchas forzadas. La tensión sexual se siente artificial, producto más de la puesta en escena que de una conexión genuina. El conflicto moral implícito en la situación - un hombre que se aprovecha de una mujer vulnerable - se aborda de forma superficial, sin profundizar en las implicaciones éticas y psicológicas. La película se centra en la seducción y el romance, descuidando, en gran medida, el dilema moral que plantea la premisa. La tensión no se siente; simplemente se presenta.
En definitiva, “The Gigolo 2” es un entretenimiento ligero para una noche de cine, pero carece de la originalidad y la complejidad que podrían haberla elevado a un nivel superior. Es una repetición de fórmulas probadas, con una historia que no ofrece sorpresas y personajes que, en su mayoría, permanecen en un segundo plano. Se siente más como un espectáculo visual que como una película con sustancia. La atmósfera es entretenida, pero la historia no lo es.
Nota:** 6/10