“El Grinch” de Illumination, la adaptación animada del icónico personaje de Dr. Seuss, no es simplemente una película navideña más; es una reflexión sobre la autenticidad de las celebraciones y el valor del espíritu, aunque no siempre lo logre con la elegancia que podría haber tenido. La película, visualmente deslumbrante, ofrece un universo animado vibrante y colorido que evoca la estética peculiar y surrealista de los libros de Seuss. Desde la ciudad de Whoville, con sus casas de colores chillones y personajes extravagantes, hasta la cueva sombría y resguardada del Grinch, la animación es impecable y constantemente ofrece pequeños detalles visuales que enriquecen la experiencia del espectador.
La dirección de Jared Kushner y Trevor Pemberton ha logrado capturar la esencia del personaje original, dotándolo de una complejidad que a menudo se pasa por alto en otras adaptaciones. El Grinch, interpretado magistralmente por Benedict Cumberbatch, no es simplemente un villano malvado; es un ser que ha sido marcado por una profunda soledad y un cinismo producto de la constante exposición a la exagerada alegría navideña. Su interpretación es sutilmente inquietante, combinando momentos de amargura palpable con destellos de vulnerabilidad que revelan la herida emocional que lo impulsa. Cumberbatch ofrece una actuación que va más allá de la simple caricatura, dotando al personaje de una profundidad inusual para un antagonista.
Sin embargo, la película no está exenta de fallas. El guion, aunque entretenido y lleno de momentos cómicos, a veces se vuelve un tanto predecible y recurre a clichés navideños. Algunas de las subtramas, como la obsesión de Cindy Lou Henderson (Dakota Johnson) por ser perfecta, resultan innecesarias y podrían haberse omitido sin afectar la trama principal. Aunque se intenta explorar la idea de que la Navidad se trata más de la conexión y la bondad, la película a menudo se centra en elementos superficiales y motivaciones egoístas. A pesar del intento de otorgarle una profundidad emocional, el mensaje final, aunque positivo, podría percibirse como un poco simplificado.
A pesar de estas debilidades, “El Grinch” es, en última instancia, una película que invita a la reflexión y al disfrute. La banda sonora, compuesta por Danny Elfman, es particularmente destacable, complementando la atmósfera y elevando la emoción de las escenas clave. El humor es accesible para todas las edades, y la película ofrece un escape divertido y visualmente atractivo durante las vacaciones. El éxito de la película radica en su capacidad de evocar la magia de la Navidad, incluso si ese mensaje se transmite de una forma algo convencional. La película logra capturar la inocencia y la alegría de la temporada, pero también la necesidad de mirar más allá de la superficialidad de las tradiciones navideñas.
Nota: 7.5/10