“The Guardian” es un drama deportivo con una carga emocional profunda, aunque con algunos tropiezos que empañan, en ocasiones, su potencial. La película, dirigida por Martin Wood, se centra en el redescubrimiento de Ben Randall (Gosling), un héroe del rescate atormentado por una tragedia, y su inesperada conexión con Jake Fischer (Peyton List), un joven nadador prodigio con un ego desmedido. La premisa es atractiva: un hombre marcado por la pérdida buscando un propósito a través de la formación de un nuevo campeón, y la relación que se establece con su pupilo. Logra, sin duda, establecer una atmósfera tensa y claustrofóbica, particularmente en las secuencias subacuáticas, que recrean la intensidad y el peligro de las operaciones de rescate. La cinematografía es competente, empleando un estilo visual que enfatiza la sensación de lucha contra las olas y el tiempo, con planos subacuáticos que, aunque a veces se sienten un poco forzados en su espectacularidad, son visualmente impactantes.
La actuación de Ryan Gosling es, sin duda, el punto fuerte de la película. Gosling ofrece una interpretación contenida pero poderosa, transmitiendo la complejidad de un hombre devastado que lucha por encontrar un nuevo sentido en su vida. Logra una sutil ambigüedad, mostrando tanto la fragilidad como la determinación de Randall. Peyton List, en cambio, resulta un tanto plana. Si bien su personaje está escrito como un rival arrojado y arrogante, la interpretación de List no logra transmitir esa complejidad interna. Le falta matiz y se limita a encarnar el estereotipo del deportista estrella sin profundizar en sus motivaciones o inseguridades. Otros actores de reparto cumplen con su función, pero no dejan una impresión duradera.
El guion presenta un problema central: la falta de originalidad. Si bien la premisa del “mentor que transforma al joven talento” es un cliché narrativo, la película no ofrece nuevas perspectivas ni ideas frescas. La historia se desarrolla de una manera predecible, con momentos de tensión emocional que, sin embargo, se sienten algo forzados o artificiales. La relación entre Randall y Jake evoluciona de manera lenta y poco natural, lo que dificulta la conexión emocional con los personajes. El tratamiento de la tragedia inicial, la pérdida del equipo, se siente, en algunos momentos, superficial y se recurre a flashbacks que, si bien sirven para contextualizar la historia, no aportan nada realmente significativo.
No obstante, “The Guardian” tiene ciertos aspectos positivos. La película explora temas como el sacrificio, la responsabilidad y la búsqueda de redención, aunque estos se presentan de una manera algo simplificada. La banda sonora, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, contribuye a crear una atmósfera envolvente y emocionalmente resonante. En definitiva, es un drama deportivo que, a pesar de sus fallos, logra mantener el interés del espectador gracias a la actuación de Ryan Gosling y las escenas subacuáticas, pero carente de la profundidad narrativa que podría haberle elevado a un nivel superior.
Nota: 6/10