“Infiltrado” no es una película de acción explosiva, ni un thriller convencional lleno de persecuciones y tiroteos. Es, en cambio, un estudio psicológico intenso y un documento histórico fascinante, condensado en un formato cinematográfico. La película, dirigida con una precisión admirable por Michael Polish, nos sumerge en la mente de Robert Mazur, interpretado magistralmente por Matt Dillon. Dillon logra transmitir la ambigüedad moral que atormenta a su personaje, un hombre atrapado entre la ley y la justicia, entre la lealtad y el deber, y entre el amor y el peligro. Su actuación es sutil pero poderosa, con un enfoque en los pequeños detalles, en las microexpresiones que revelan la lucha interna de Mazur.
La historia, basada en la experiencia real de Mazur, es compleja y requiere paciencia por parte del espectador. No hay un héroe claro ni un villano bien definido; todos los personajes operan en una zona gris moral. La película se centra en la tensión psicológica, en la constante amenaza de ser descubierto, en la dificultad de construir relaciones auténticas cuando la identidad se convierte en una herramienta de engaño. La relación entre Mazur y Kathy Ertz, interpretada por Kate Mara, es el eje central de la narrativa. Mara aporta una vulnerabilidad y una determinación que equilibran la actuación de Dillon, creando una dinámica cautivadora. Sin embargo, la película no se queda en el romance superficial, sino que explora las consecuencias emocionales de su doble vida y las dificultades para establecer una conexión genuina.
La dirección de Polish es impecable. El uso de la fotografía, con sus tonos grises y apagados, contribuye a la atmósfera de opresión y desconfianza. La banda sonora, minimalista y melancólica, complementa a la perfección la tensión narrativa. Lo que realmente destaca es la forma en que se construye el guion. La película se toma su tiempo para desarrollar los personajes y para explorar las implicaciones éticas de la operación. No se apresuran en los detalles técnicos o en las escenas de acción, sino que se centran en la experiencia humana. Hay momentos de gran impacto emocional, y otros, más introspectivos. La película no intenta glorificar el mundo del narcotráfico, sino que lo presenta como un sistema corrupto y brutal que destruye vidas. Es un retrato realista y, a la vez, profundamente perturbador.
Sin embargo, la película no está exenta de algunas fallas. El ritmo puede ser lento para algunos espectadores, y la falta de una estructura narrativa más definida podría confundir a algunos. Además, la representación de algunos personajes secundarios podría haber sido más desarrollada. No obstante, “Infiltrado” es un documental dramático convincente que merece ser visto. Es un testimonio poderoso sobre la valentía, la ambigüedad y las consecuencias de la lucha contra el narcotráfico, y una reflexión sobre los límites de la ley y la justicia en un mundo cada vez más complejo. Es una película que invita a la reflexión y que permanece en la memoria mucho tiempo después de haberla visto.
Nota: 8/10